Vuélvete calavera de mis entrañas que arrancas la piel de un tirón.
Vuélvete entre maleza y savia la estrella fugaz que me exorcizó.
Vuélvete caliente y suave para mi madriguera que sobra el frío de plata.
Vuélvete dios entre sombra y llanto que acuno el canto para cantarte.
Vuélvete el rey de mis caderas que a duras penas tengo para embriagar a la curandera que hace el trabajo de amar.
Texto agregado el 03-08-2013, y leído por 121
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