¡Qué solas están las márgenes del río!
¡Qué solas mis primaveras solas!
Y hay soledad desnuda en mis praderas
y mis colinas mudas están solas.
Cuando no estás la bruma es compañera.
La sangre se detiene en el cauce de mis venas
y la música se para aquí, en mi pecho,
como un piano triste sin sus teclas.
Tu ausencia es como el aire
que se cuela en las rendijas de mis rocas.
Mi piel se vuelve árida y sin rutas.
Mis aves lloran y enmudecen
presas del vacío infame que las mora.
Solo silencio y soledad.
...
Solo horas.
Texto agregado el 02-08-2013, y leído por 192
visitantes. (13 votos)
Lectores Opinan
11-07-2014
Me encantó***** romeo8
11-06-2014
Entré de una a este poema que lleva mi nombre y me gustó como lo has esbozado. Genia. me gustaron tus letras. poe_chia
28-05-2014
Tambien mis paredes...mi sombra y mis almohadas,,, Petreca_52