Puedo comenzar a contar historias.
La monotonía es algo que nos ha hecho perder
lo valioso, somos seres surrealistas que carecemos de realidad.
Dejamos de mirar, ahora estamos obligados
a comportarnos cómo zombis, cómo caníbales
irreverentes controlados por una máquina.
Los abrazos son ahora falsos, los besos
son sólo palabras que se lanzan a cualquiera;
nos dejamos ir por lo fácil, por lo visual
dejamos de escribirnos cartas, de caminar,
de volar, de soñar y de ser felices con sólo un suspiro.
Admito que me he dejado llevar, que en ocasiones prefiero
el infortunio y la vida a puerta cerrada
mientras un comentario o un roce cibernético llena más.
Estoy cansada de la irrealidad, de los placeres vanos y no disfrutables
de la superficialidad, ahora sin embargo trato en no caer
y en dejarme llevar por el viento, por esa brisa, por la lluvia
por el encanto del sol reflejándose un poco en la ventana.
Aspiro en abandonar la soledad, en convertirme en algo
más allá de todo, de todos, de ser yo sin caretas sin falso
testimonio, sin apuros y sin necesidad de separarme del mundo por medio
de una pantalla o de un teléfono.
Nos encantan las excusas, y lastimosamente vivir ahora es eso
un excusa y de las más crueles; no, nos interesa el significado
nos interesa la falta de afecto, la indiferencia y la ganancia que tenemos
al escondernos del mundo... Y es triste.
No soy una persona perfecta y me interesa poco lo que piensen
de mi, de mis pensamientos y de mi locura irremediable.
Ahora sólo quiero mirar, de nuevo despertarme sintiéndome viva
exaltarme con lo que me pueda ofrecer el mundo, con lo que me gusta y
con lo que no me gusta, quiero dejar atrás el misterio que
se esconde tras la vida y volar, volar, volar, No tengo necesidad, de alas
no tenemos la necesidad de tenerlas, más sin embargo quisiéramos tenerlas.
Hemos evolucionado, nos hemos olvidados de nuestra esencia, de donde
venimos, lo interesante, de lo extraño, de lo fascinante y de lo absurdo
que se mezcla en las mañana cuando ya no queremos despertar.
Olvidamos voltear la página, olvidamos que era robar un beso
de tocarnos las manos, de tener sexo descontrolado sin censura,
nos olvidamos de disculparnos, de perder la pena, de sonrojarnos,
de Imaginar, de cantar en la ducha, de obligarnos a continuar...
Nos olvidamos de nosotros, ya no somos los mismos.
La vida no es la misma, uno le da el sentido, Pero que sentido
tiene si volvemos a lo mismo.
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