Dejen a la niña sola...
Que se le deshojen las pestañas como margaritas mustias
Que le beba las lágrimas el parquet desteñido.
Rota, huesuda, infecta la conciencia
Por la peste de rezar tanto.

Dejen a la niña sola...
Con el cráneo calvo apoyado en los siglos
En el vestido apolillado en recuerdos.
Sucia, lastimera, abyecta la letanía
Del Abril de los Santos


Hagan una ronda de cruces
Que le toree el silencio estéril de gemidos
Inútil, pueril, inmenso el alarido
De las bocas muertas en el estío.


Recojan los huesos sin madre
La bilis verdinegra, preñada de sonidos
Raída, ajada, fragante la mortaja
Del amén que no es más que un castigo.


(Para mi gran amigo y confidente, meduermocontigo...)