Algo opaco llenaba mis ojos de una penumbra palpitante,
como si no quisieran romper el cristal que los atravesaba,
tuve la leve sensación que un corazón se acercaba,
esa misma sensación que sentí al besar tus labios por primera vez,
la sensación de haber logrado el primer amor.

Mil deseos rodearon mi camino,
ese día en que tomados de la mano trazábamos una deidad,
en la noche en que el amanecer fue eterno,
esa en que mi piel no sentía nada mas que el palpitar de tus dedos,
esos mismos que sabían como dibujar los sonidos de mis labios,
tus ojos se perdían en mi cuerpo,
y mi alma atravesaba lo carnal de la noche.

No pretendía arroparte con mil gemidos,
únicamente queria beber de tu amor fresco,
de esos que ya no existen,
y una vez más me perdí en el amor,
pero de aquel amor que deja en blanco las pupilas
justo en el momento en que algo trasciende más allá de nuestras vidas,
dejo de ser simplemente pasión,
a ser el trazo de mi felicidad.

Contigo ardiendo sobre mi,
encontre la satisfacción de un beso en la noche,
que se profundiza al amanecer,
perdi el control,
y deje que el mar se tomara cada centimetro de tus deseos,
y vi volar lo que mas amo de ti,
vi volar tu pudor sobre mis piernas.