Si en las anteriores versiones de “De vuelta al instituto” los narradores eran 3ª omnisciente y 2ª persona, en este caso le corresponde narrar, de manera equisciente, a una señora que estaba sentada en el pupitre de atrás de los protagonistas.
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De vuelta al instituto III
Vaya aburrimiento. A ver si viene ya la tutora rubia esa, que dice mi hijo que es peor que un dolor de muelas en Navidad.
¡Vaya! Un hombre. Llegaba a pensar que esta reunión era sólo de madres de alumnos. No tiene mala pinta. Bueno, un poco descapotable y algo tripón, pero ha debido ser muy guapo. Mucho mejor que el angelito que tengo yo en casa.
Me ha saludado. A lo mejor le conozco del año pasado, o del barrio. No recuerdo.
Se va a sentar aquí delante, al lado de la pija ésta, que yo creo que se ha equivocado de colegio. Le han debido dar mal las señas.
¡”Andá”! Si se conocen. ¡Joder! Se ha puesto “to colorao”. Mírala, le da dos besos. Pues yo también se los quiero dar, que a mí me ha saludado primero. No parece que le haya gustado encontrárselo, pone un poco cara de esaboría, con lo bien que huele el tío.
A él parece que se le cae la baba al hablar. No sé que le estará diciendo, algo de “como nosotros”, como si estuviera recordando alguna cosa. Lo mismo se gustan. No creo, la “maripuri” ésta no parece muy entusiasmada.
Ella le contesta muy digna. Él pone carita como de pena, pero vuelve al ataque con fuerza. Ahora cambian las tornas.
Ahí entra la tutora. ¡La hostia!, si es la Esperanza Guirre, o su hermana gemela. Ésta es capaz de hacer todo a la vez. No me extraña, como han echado a tantos profesores. Esta tía se toma un “Red Bull” y viene volando desde la Puerta del Sol. Por eso nos han reunido a las 9 de la noche, cuando todos los años lo han hecho a las 4.
¡Pero qué dice, está fumada! No pago yo 20 euros por tutoría ni loca. Cuando tenga que hablar, si es necesario, me presento en su casa, aunque me detengan.
Vaya miraditas que le echa el socio a la pija. Claro, que si tuviera yo esas piernas, también me pondría minifalda. Me río yo de lamaripuri.
Ya acaba la charla la bruja. ¡Con Dios, hija! Ésta también se levanta, parece que le han puesto un muelle en el culo. Le besa otra vez y le comenta algo, se estará despidiendo. Él parece que le dice que tiene una hija…, Elena. Cara rara lleva la pavisosa.
A ver si se despide también de mí el perfumado.
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