MI MADRE PREGUNTA PERO NO ENTIENDE ( O SÍ )
Mi madre es muy anciana, y yo empecé a escribir cuando ella entró al geriátrico y me dejó algo de tiempo para esto que tenía tan a la espera. Todavía no se lo había comentado, por eso cuando la fui a visitar con la prueba de un librito editado en cooperativa con algunos colegas amigos tras su sorpresa comenzó a exclamar entre sus desprevenidas compañeras: “¡Vieron que mi hijo es escritor! ¡Miren, miren!..Y ahora nos va a leer un poco para que nosotras…”
”¡Pero nó mamá, cerrá la boca por favor, no me hagas pasar esta vergüenza por acá! . Y si dejás de vociferar te lo voy a explicar para que lo entiendas mejor”. Y por ahí se acurrucó para escucharme.
“Mami: Escribo algo, pero no es para exagerar tanto así”. Son unos cuentos cortos y nada más.
¡Ahh! Yo creí que habías escrito una novela de amor. ¿Cuentos me decís? Para los chicos entonces… “No, para grandes, para mayores” “Entonces son novelitas…
“Ya te dije que no. Digamos que algo parecido. Mas o menos lo mismo pero no tan extenso así. “Esta bien…Entonces si es algo que empieza y termina enseguida, leeme uno bien completito”…
La aparto en su sillón de ruedas del grupo, y comienzo en voz baja con el más corto de todos, mientras las demás ya están cuchicheando de lo lindo con las que ajenas miraban televisión un poco más allá...
Cuando termino, ella se queda mirando al piso muy pensativa como desmenuzando lo que había escuchado al pie de la letra. Pero de pronto, manteniendo esa cabeza bien baja, con impuesta autoridad me demanda: “Ahora leeme otro”.
Cuando finalizo el segundo, y ahora con esos ojitos asomándosele por entre las arrugas , me pregunta más enérgica todavía: “Decíme una cosa; ¿a vos te pasaron todas esas calamidades que pusiste por ahí?”
“-¡Pero nó, al personaje le pasan. Es que a veces yo lo encarno y parece como que fuera a mí.”
“-Cada vez entiendo menos… “Es como un invento, mami. Ideo algo, armo una pequeña historia pero no es la mía precisamente. ¿Me entendés ahora?”
“Mmm…”Y baja otra vez la cabeza, pero desde ahí me sale con una inquisición digna de un psicólogo o detective en cuestión. “ Tengo que entender que todas esas ideas raras necesariamente tienen que pasar por tu cabeza sí o sí. ¿no?
“…Y sí, vieja mía, sinó qué podría escribir yo… Ahora, por unos ojos así de grandes clavados en los míos lanza fuego:
¡”Entonces te lo pido por favor! ¡No escribas nunca más!”
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