Impenetrables horas para conciliar el sueño
Susurros de aguas evocadoras
Pulsos de mar dormido

Desperté en la arena inmaculada
Bronceada por soles tibios
Abroché el lienzo de la noche triste
Para no salpicar estrellas en cierta esquina

Aire bordado de delirante intento
Suave tarde que se enreda en la mirada
Perpetuo arreglo de mis horas
Sol vencido rozando el horizonte

Ausencia de la imagen negada
Me duermo en el sigilo de las olas
Escribo al contrapunto de la brisa
Y al desorden ingenuo de la arena

Se aniquiló la noche
En mi propio orgullo

Despertar sin evidenciar
Sosegar sin tranquilizar
Dulce deseo para no borrar…