Mensaje en el contestador:
Tomás: ¡Hola Martina! Habla Tomás, sé que no queres hablar conmigo pero necesito hablar con vos. Te espero a las 5 en el café en la esquina de tu trabajo, espero que puedas asistir…
Son las 5:10 de la tarde y Tomás toma un sorbo más de su segundo café. Mira su reloj nervioso entre cada sorbo y desearía no haber dejado de fumar. Al costado tiene los libros de la única materia que le queda de la facultad. Debería estar estudiando pero no logra concentrarse.
Revisa nervioso su celular a ver si tiene alguna señal de que Martina recibió su mensaje pero no hay nada. Desearía que ella le hubiese respondido, aunque sea con un no. Él sabe que ella no quiere saber nada de él, pero necesitaba verla. Tomás estaba pidiendo la cuenta cuando la vio entrar.
Martina no había cambiado nada. Tenía el pelo suelto dejando que sus rulos jugaran con el viento, su rostro denostaba el cansancio de un día laboral y en su boca colgaba su cigarrillo casi terminado como cada vez que estaba nerviosa.
-Hola – saludo Tomás con una gran sonrisa-
-La verdad dude mucho en venir, no entiendo que queres de mi en este momento – Le respondió ella sin mirarlo mientras apoyaba su bolso en la silla.
Tomás no supo que decir. Si bien tenía la certeza de lo que ella sentía, tenía una leve esperanza de que ella también quisiera verlo.
- ¿Cómo estás? ¿Cómo va tu vida? – Pregunto él mientras revolvía el azúcar de su tercer café.
- Mira Tomás, entiendo que por los 4 años que estuvimos juntos quieras saber de mi, pero te voy a ser franca. Estoy con alguien más.
- Me alegro mucho por vos. Yo solo quería-
- No, Tomás, no. Vos no querías nada. Vos solo te sentís culpable.
- ¿Culpable?
- Si, y déjame terminar. Quiero decirte todo de una vez.
- ¿Todo?
- Si, lo que pienso de vos, de mi y de lo que fue nuestra relación.
- Ok, te escucho.
- Mira, en el momento en el que te conocí, creí que eras el hombre más sincero que había conocido, creí que por una vez alguien no me iba a romper el corazón. Y caí, me enamoré de vos como nunca lo había hecho por nadie, ni si quiera ahora.
- ¿No amas a la persona con la que estás?
- Sí, claro que lo amo. Pero no tanto como te amé a vos.
- ¿entonces?
- Déjame terminar por favor. Me enamoré de vos como nunca me había enamorado de nadie. Eras mi mundo. Tal vez era muy chica o muy inocente pero creí cada una de tus palabras. Realmente creí que podríamos haber creado un mundo feliz para los dos. Que podríamos haber sido muy felices. Pero se arruinó. Si, lo sé también tengo la culpa porque intente ir contra mí misma. Porque en el momento en el que perdoné tú engaño creí que podía volver a confiar en vos. Creí que yo podría ser de esa clase de personas que pueden olvidar pero no. Yo no soy esa, yo no puedo volver a confiar cuando me abría a vos con tal magnitud. Y siento que eso fue cargarte con el mundo a tus hombros. Yo no debí pedirte que no me lastimaras pues eso es algo que se gana no se mendiga. Y sin embargo ahí estaba yo, exponiendo mi corazón rogándote que no lo lastimaras. ¿ En qué mundo cabe pedir eso? En fin, de ahí pasaron meses hasta enterarme de tu engaño
- Pero es que no te engañe – se defendió Tomás con la poca voz que le salía de su garganta atragantada.
- Si, lo hiciese. Y el hecho de que todavía no entiendas que para mí el ofrecerle tu cuerpo a otra persona aunque no lo haya tocado es engañar. Me duele que aun no lo veas. Y yo no debería haberte perdonado. No debería haber seguido con esta relación y dejarla durar 3 años más de lo que debería haber durado. Yo debí dejarte en ese momento, pero no pude. Y así es como llegamos a lo que nos pasó. Yo nunca volví a confiar en vos y me convertí en algo que hasta yo misma detestaba. Vos seguías mintiéndome hasta en el más pequeño de los detalles y yo fui buscando tus grietas para descubrir cuando me mentías. Y así nos lastimamos los dos, nos perdimos y dejamos de ser lo que podríamos haber sido.
- Pero también tuvimos nuestros buenos momentos.
- Si, los tuvimos. Y no me arrepiento ni de los malos ni de los buenos. Pero necesito que sepas esto. No debimos llegar a esto nunca, nos dejamos llevar y terminamos en esto y ahora por más que sienta que no podría olvidarte ni en un millón de vidas, no puedo volver con vos. Nunca volvería con vos. Y por último necesito que sepas que no te deseo ningún mal, ojala seas muy feliz.
- Yo también quiero que seas feliz pero quiero que intentemos estar juntos una vez mas
- No.
Suena el celular de Martina y ella se apura a atender. Tomás intenta escuchar la conversación que mantiene telefónicamente pero a su vez su mente no deja de pensar en todo lo que acaba de escuchar.
- Me tengo que ir- dice ella mientras guarda el teléfono. Que seas muy feliz Tomás pero no me llames mas.
Tomás se queda sentado sin poder moverse. Su mano tiene agarrada muy fuerte la taza con la mitad de su café frio. Su mirada sigue a Martina mientras ella sale del bar y quiere correrla pero sus piernas no responden. Llora, y no tiene vergüenza de que lo vean. Es la primera vez que Tomás siente a su corazón verdaderamente lastimado.
Esa fue la última vez que la vio.
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