En la búsqueda del éxito
En la búsqueda del éxito los participantes se preparan física y mentalmente, toman sus posiciones y con desesperación caminan y se entorpecen los unos a los otros. Finalmente llegan al punto de arranque, se colocan en el lugar que les corresponde y asumen la posición de salida. Poco después alguien da la señal de salida y todos inician la desesperada carrera hacia la meta.
Todos creen que el objetivo establecido es “su meta”. Sin embargo, no siempre sucede así. Si hacemos una adecuada reflexión nos encontramos que cada quien tiene sus propias características, preparación y experiencias, y por ende nuestras metas deben ser diferentes.
No obstante lo anterior, las circunstancia de la vida nos hacen imaginar que todos tenemos que recorrer el mismo camino, exponernos a los mismos riesgos y finalmente obtener los mismos premios.
En la búsqueda del éxito con las metas así establecidas, solamente llegan unos cuentos y generalmente los premios corresponden al nivel de actuación demostrado: dinero, prestigio, poder, casi siempre acompañados de una enorme soledad.
Quienes llegan a esa meta son generalmente personas que desde muy pequeñas fueron educadas con la idea de siempre ganar, no importando los obstáculos ni las conductas que deban exhibir.
Llegan a la meta porque esa es su misión de vida, alrededor no existe nada más importante que ganar, ser identificado como el mejor de la clase. Su vida personal, emocional y familiar casi siempre esta en segundo plano.
Existe otro grupo de personas que han logrado identificar otro tipo de metas y conocedores de lo que poseen, lo aprecian en su valor exacto. Yo soy un miembro más de este grupo: se perfectamente donde estoy, se a donde voy, no me comparo con nadie más que conmigo mismo para siempre ser mejor y evolucionar con alegría, estoy contento con lo que he escogido y respeto mis decisiones.
La confusión de todo esto estriba en las metas. En ocasiones éstas son impuestas por los demás. Son otros los que nos dicen que debemos alcanzar: profesión, nivel, prestigio, dinero y todo aquello que nos distinga de los demás. Son otros los que deciden por nosotros.
En este proceso de definición interviene un sin fin de circunstancias, buscamos formulas para el éxito y muy frecuentemente el éxito esta delante de nosotros.
Hace unos días escuche los comentarios de un afamado escritor alrededor de una entrevista que le estaban realizando, el entrevistador le preguntaba si la profesión de escritor y poeta le daba para vivir bien y él contestó que con hacer lo que realmente le gusta hacer y vivir de ello de una manera digna y decorosa era suficiente, que no esperaba tener más bendiciones.
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