Vulnerabilidad. Creo que el tema de hoy es ese. Como me cuesta exponerme, tirar en la mesa todas las cartas de mis emociones. Digo, no tiene nada de malo ser vulnerable ¿o no? Claro, una vida entera de observar exactamente lo contrario, se entiende entonces como puede generarme conflicto. Me pregunto una y otra vez si es posible que lo que busco ya lo he encontrado, ya lo he dejado. Me duele en el orgullo – Superficialmente – ser… ser… ¿Cuál es miedo? ¿Qué es esa necesidad imperiosa de huir? Coraza tu padre y coraza tu hijo. Desde adentro siempre se vio como que afuera era peligroso, y desde afuera siempre se vio como si adentro ni siquiera existiera. ¿En todo esto donde entro yo? No soy una recreación de las incapacidades de mis antepasados…
-Te has puesto sola el yugo de la auto-superación, de la reflexión; ¿cómo no puedes desatarte de estas cadenas? ¿Cómo es que esta vez no puedes pensarte fuera de esto?-
No siempre se tiene la razón. No es necesario tampoco, de hecho casi que es necesario errar. Del agua crecen las raíces que habrán de parirte, y explicarle luego a tu fruto que debe madurar, marchitar y morir. Pero con tan tiernos ojos de verde edad se descubren las mentiras que generan la vergüenza. No, no siempre se tiene razón, no estamos esperando que tengas razón. No hay vergüenza en tu equivocación, hay crecimiento, alimento, conexión; pero no has de entenderlo jamás, porque estas viejo y arrugado, y parece ser excusa suficiente para no pensar más.
-Pero déjalo que ha trazado ya su camino, a la que le resta crear es a ti-
En la creación no existen contrarios; y no hay liberación más profunda que la entrega absoluta de tu ser – Vulnerabilidad – a otro ser. A otra vida, a otro mundo, a la Creación como verbo arrancado de la carne de Jesús Cristo.
- ¿Jesuqué? –
No, no hay más tiempo para la culpa ni el perdón, no hay más tiempo para la desvalorización de lo inmanente. Lo que se busca aquí es abrir el paso a una nueva manera de sentir – De dejarse sentir – encontrar las claves de la bóveda de tu interior para regalar el secreto de la combinación a quien quiera dar un vistazo. ¿Dónde está el problema que no lo veo? ¿Si tú eres yo, y yo soy tú? Si el miedo también te carcome la piel y la constante expectativa de algún estímulo que sea lo suficientemente poderoso como para obligarte a revolucionar toda tu realidad también te mantiene despierta en la noche, dispersa en el día. Tu persona, eres como yo persona, exceptuando la individualidad. Pero al fin El todo…
- ¿Y cómo puedes hablar del todo sintiendo aún miedo de dejarte vulnerabilizar? ¿Cómo hablas de nuevas formas de relacionarse cuando no dejas al descubierto tus amores, tus temores, tus razones y tus equivocaciones?-
Que una cara tiesa no deje intimidarte, la sonrisa le rompe la geta – Siempre – y de esas cosas hay que hacer el punto de partida de tus acciones.
-Porque tus intenciones fueron puras desde el comienzo, por más que no se ponga de manifiesto; que al fin y al cabo no es para tanto el doler. Al fin y al cabo no duele tanto el abandono cuando se entiende por lo qué es: ausencia de, y donde hay ausencia hay siempre posibilidad de presencia. Todo ayuda a echar raíces; sólo debes animarte a sacarlas afuera, más que guardarlas adentro.- |