No estoy buscando respuestas de nada. Creo que la cuestión está en que uno mismo no comprende nunca (o si) por qué se aleja. Digo, no me siento diferente. Sí quizás sola, pero no como voy a hacerlo luego. Digo, aquí, en esta ciudad, alguien vela por mí. Será eso entonces, el sentimiento cotidiano. Pero veo hoy algo que antes no. Fragilidad. Entiendo ahora el concepto de familia, símil al de hogar. ¿Acaso no están relacionados? ¿No son parte de lo mismo? Un abrazo sostiene la vida; donde el otro toma la mitad de tu peso para sostenerlo contigo. ¿Acaso eso no es familia? El concepto de hogar tiene que ver con pertenencia, con “lugares”. Habitas mi cuerpo, entonces nos inventamos juntos un techo. Todo esto me abruma, demasiados pensamientos rondando este tiempo, este espacio; y como extraño el extrañarte. No añoro, eso es cierto. Al menos ahora en el hielo mi corazón helado se siente un poco más amado. Quizás hasta enterrarlo en algún lado; digo, poner pausa, hasta que se encuentre una cura.
Aunque cada día siento más amor por todo, digo, la vida
– No te desanimes - Aprovecha que realizas –
El paisaje parece una pintura. Un telón de fondo con montañas y veleros. Te inventaron un horizonte, pensé varias veces, pensando en realidad que era sólo un cuadro; el mañana más que nada. Porque caminando se deviene absoluto todo, pienso que se aventaja al tiempo; nada más incierto que el tiempo por cierto. Pero no temas – No temo –
todo llega – Porque se lo espera –
y lo que no llega te está esperando a vos – En otra vida –
Así es señoras y señores, para resucitar hay que morir primero. Se entiende ¿no? Algo así como que todo pasa en tanto tenía que pasar en tanto usted esperaba que pase y en tanto hizo que suceda. ¿Y los estoicos? Tenían razón es cierto, aquellas cosas que no dependen de nosotros hay que dejarlas ser (y todo esto con un moco de hielo en el orto). ¿Por qué romper con lo “poético”? Me gusta este regreso, este desenvolvimiento del presente. Escribía de un nudo antes – Me acuerdo –
tensionaba mi garganta – Me acuerdo –
y ahora escribo alrededor de ese nudo,
consintiéndolo. Le falta amor.
Y todo esto del oxígeno, de las subidas y bajadas. De la necesidad que (sujeto tácito) tenía de mimos; de las distancias borradas y de las inventadas también. ¿Pero para qué las oraciones, los renglones? Desearía aprender a escribir al revés; romper con este esquema cuidadosamente construido, me pesa en la cabeza la idea de la creación inmanente. Digo, esa idea que amenaza con romper toda estructura – Tienen miedo –
el amor como inmanencia creará su propio lenguaje en la boca de los que guardan silencio- Y esperan –
sí, y esperan… |