Erase una vez tres personas de diferentes nacionalidades que competían por un monto importante de dinero.
Estos debían cazar la mayor cantidad de animales posible, dependiendo también de la calidad de los mismos.
Así fue que comenzó la competición, siempre buscando cumplir con el objetivo.
El primero, desconcertado y ya perdido en la selva, se conformó con atrapar un feroz tigre y dos hambrientos leones. Lastimado y dolorido, el hombre se dignó a volver con sus presas siguiendo el paso de sus propias huellas.
El segundo, ya deprimido y con la sensación de haber perdido, se adentró en la selva y consiguió atrapar sólo a tres enormes cocodrilos.
Finalmente quedaba el argentino, que buscaría vencer al italiano y francés, tratando de cazar cualquier otra bestia que lo hiciese vencer.
Así fue que entró en la selva y consiguió cientos de pequeños animales desconocidos para toda la gente presente en la competición. Estos, en el interior de las bolsas del cazador, fueron arrastrados hasta el lugar en el que se encontraban todos los competidores.
Sorprendidos, anonadados, entristecidos, todos los hombres le preguntaron al gran cazador qué había cazado...y éste, con típico aspecto de argentino contestó "son unas especies en extinción....le dicen aminoplis".
Antes de ser premiado, el presidente del comité le preguntó al joven cómo conocía el nombre de aquellas especies desconocidas...y éste, con una sonrisa en la boca, contestó: "La verdad que no lo sé. Sólo eran pequeños bichitos que me gritaban a mi no PLIS, a mi no PLIS.
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