ALGUIEN

Alguien dijo alguna vez “lo siento”, y el mundo se vino abajo. Abajo se vinieron los esquemas y las palabras, las máscaras y el... ¿dolor?.
Y vino el Dios de alguien y dijo... yo no sé, pero dijo. Y llegó su luz o un dedo, al alma de alguien que se vino abajo. Abajo se vino porque le fallaron las... ¿piernas?, o los amigos, sí, fallaron.
La luna susurró al oído de alguien gritos sin voz, de esos que erizan el alma, y alguien dudó con fe en el corazón, sí, porque esta es mi verdad... o la tuya: dar vueltas a un cuadro que se niega a ser rueda; ¿porqué?, ¿acaso no soy yo alguien?, ¿tal vez no estás tú ahí y yo en algún sitio?, ¿o quizás el corazón tuyo es tan grande que no cabe este pequeño “alguien”?
Alguien abrazó sin más a un error, a un “lo siento” y ya no importaba. Calladas palabras manan secas de amor, hieren punzantes el alma de alguien que bailaba para ti.
El ángel silenciaba las marchitas hojas de clavel que alguien sembró un día, o una noche, en su corazón. La sangre no brotaba ya del pecho hacia fuera, no, la savia vieja aun quedaba y alguien tenia que cambiarlo.
Un apacible sueño cerraba sus ojos, ¿para siempre?. Y si mañana se abrían, ¿qué verían?. La transparente ceguera impedía ver a alguien más allá de sí mismo, o de ti.
Sobre el mar volaba el sueño, hecho de espuma y arena, o quizás de recuerdos, o de recuerdos de palabras que alguien dijo; y se acababa allí donde el mar empieza, para empezar allí donde todo termina.
Y detrás de una nota se escondió el miedo, o la vergüenza, tapándose la cara con las risas y la guitarra de alguien. Jugando a no encontrar lo que siempre alguien busca: ¿Dios?, o un amigo, o un querer; entre papeles que se marchitaron cuando alguien dijo...”algún día, alguna vez”.