Quien hace un regalo sabe que el deseo de agradar está por encima del regalo mismo. El sentimiento adopta casi siempre la forma de un objeto que si se quiere se puede llevar a casa. Hay regalos audaces, aquellos que invaden sutilmente nuestra intimidad. Se podría esperar que en esto de los regalos, el cariño fuese lo más importante, pero no es suficiente, además deben ser creativos, además han de ser sorpresivos. Para mí, el sentimiento es el único regalo, todo lo demás, el empaque, una bolsa especial que aporta suspenso. Esto que siento por ti es mi regalo. Quise adornarlo con palabras escritas, porque las prefiero, porque soy algo torpe en oratoria. Dudo mucho que sea creativo, espero sí, que sea la mejor sorpresa, que encuentre el camino a casa, que sea capaz de invadir tu intimidad, la de tu habitación, la de tu mente, la de tu espíritu.

Julio 14 de 2013