Desde hace mucho se estableció que la formación del individuo como ser social requería de conocimientos, de formación en apreciación artística y de ejercitación física. Rápidamente los gobiernos vieron lo conveniente que era el circo como forma ideal para mantener a las masas hambrientas a raya. Los romanos decían, a falta de pan circo.
El futbol como actividad física tiene toda la validez. Otra cosa es el fanatismo que los estados y los grupos de dominación hábilmente han logrado despertar una pasión que rebasa incluso al nacionalismo y a la defensa de la naturaleza. Vivo cerca de un estadio y cada semana veo a un grupo de jóvenes armados con cuchillos, pistolas, machetes, palos y piedras esperando a otros para matarlos y todo por un equipo de futbol. Ya ese fanatismo ha cobrado varias vidas. Es increíble el grado de alienación a que se ha logrado con ese deporte.
Los grupos económicos han tomado al futbol como caballito de batalla y con él han logrado niveles de alienación increíbles. He visto a dos jovencitos batirse a muerte con sendos cuchillos por una disputa futbolística entre el Chelsey y el Barcelona. Lo grave es que son equipos que juegan a más de 5000 kilómetros de la casa de los jovencitos y ellos son tan pobres que jamás podrán viajar a Inglaterra o España a ver jugar a sus equipos predilectos. También he visto a dos borrachos entablando tremenda puñera por una disputa que pretendía aclarar quien es mejor jugador si Ronaldo o Messi. Eso les preocupa más que la situación económica de sus familias victimas del saqueo de los empleadores y del gobierno.