Fall in love
Bajo del auto. Camino. Me detengo al borde de un precipicio, adelanto mi cabeza para saltar con la mirada y ver el fondo. Qué bueno sería brincar. Imagino mi caída libre, aleteando emocionado, luego rebotaría en ese peñasco y en aquel otro, o en ambos, si el anterior peñasco filudo me partiera a la mitad. Y que horrible reventado con mis tripas, y luego sin mis tripas. Aunque muerto no me importaría. Pero estoy vivo, me importa, estoy triste, y mi estado emocional me tiene mal y en un acantilado pensando estupideces. La desilusión amorosa importa sólo al desilusionado. Eso explica el porqué los suicidas prefieren muertes con estilo, penosas, para que la muerte sea culposa y le importe a quien ya no le importas.
Además, como un tumor, mi pena se transforma y es melancolía.Pero si lo disfruto debe ser un rasgo masoquista, por eso sigo al borde de este abismo; veo su foto, y es como lavarme los ojos en el mar; pienso en ella, y es recibir la puñalada. Diariamente me apuñalo un par de veces, pero siempre en mi cama antes de dormir cuando pronuncio su nombre como si acaso pudiera escucharme, un nudo me estrangula la garganta y en posición fetal duermo fatal. Sería mejor tajearse las muñecas, la piel por lo menos cicatriza y deja marcas visibles para que la gente te convenza y te detenga cuando solo es imposible detenerse.
Cuando la conocí fue como ahora, pero sin melancolía. Demasiado contento por estar en la cima de un acantilado, deseoso de saltar y caer de una forma nueva, en otro idioma: "fall in love" … Deseo volver a enamorarme, volver a disfrutar la exaltación de esa caída que parecía no acabar. Pero acabó.
Perdí la cuenta de los días que he venido a este acantilado. Sigo buscando mi forma favorita de caer, pero seguro en alguna oportunidad caí con tanta fuerza que mi alma se licuó y se esparció como mis tripas. En cada salto soy un pocos menos yo, un cuerpo más vacío, que respira, que camina, pero que siempre regresa incompleto a mirar melancólico y saltar al fondo de este precipicio.
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