Después de esa noche azul
algo quedó atado, tu piel sabía
tu sismo final lo visó
y al huir, la encarnizaste
tenías tantas formas;
y quedé entre barrotes
bajo el cepo del desacuerdo.

Lloraste a escondidas
maldijiste mi nombre, lo sé
no supiste enfrentarte a ti
ni enfrentarme al resto
buscaste el alivio labriego;
los recuerdos, sabes
no asoman porque si.

La vida no es ingrata
las decisiones la vuelven así,
las ausencias premeditadas
el disfraz de la sonrisa indolente;
el amor apaleando el pecho
hervido en la sangre,
dejarlo pasar, así…

Mentirse para sonreír
raja los deseos,
tus escalofríos lo saben
tu llanto solo, también
la copa llena que sólo uno ve
y después la oscuridad rompe,
no es obra del destino.

Callas en la distancia
me ves como a tu enemigo
te niegas a resistirme, huyes
te refriegas la humedad del cuerpo;
el grito que te hace mía
te vuelve a derrumbar en la cama
y vuelvo otra vez…

Te arde en toda la piel
tu velado cobarde.