Una certeza
es la nota perfecta
que vibra en el alma
que surca cual golondrina
las nubes algodonosas,
es el verso al que nada le falta
y al que nada le sobra,
es la gota de leche
que se estampa rotunda en la mesa,
es el regocijo del perro
ante un hueso bien carnudo,
es el vértigo y el éxtasis
del equilibrista en su vuelo,
es la noche que se desploma
cuando todos están en su lecho.

La duda
es el rechinar en las sombras,
el dolor que quema los huesos,
el aullido lejano
de una bestia sin guarida,
la boca entreabierta de una anciana
que quiere lanzar la pregunta
y luego calla por miedo,
es el mástil de los países en guerra,
el silencio de los hablantines,
es el agua que corre
en ninguna parte.

Certeza,
duda,
¿Quién lo sabe?,
un ditirambo lo escribe
una mujer que toca el piano
y que no sabe de Dionisio,
aplauden los seres que nunca
han celebrado con vino,
la noche cae sincera
y es la única certeza…