El amor tiene sus misterios,
sus perfumes y sus sueños.
La vida con amor se siente,
pero sin amor es màs sentida.
Cuando un amor termina
otro sueño està por comenzar:
vastos horizontes aùn no tocados
ni por la pluma ni por los pasos,
laberintos llenos de espejos
deformando las salidas,
pero el que ama, es el que sueña
y jamas perderà su sombra.
En las noches màs profundas,
el que ama rompe las tinieblas
y todas las murallas y vuela
donde un desbocado corazòn lo espera.

En una playa solitaria
la luna està plena
y el mar se sale hasta la playa
donde los nuevos amantes se desean.
El tiempo implacable como siempre
sigue su marcha sin dar ninguna espera.
La noche cubre con suavidad el paisaje
y los amantes van llegando
al punto del tiempo
que se siente hasta en las sienes
y el amor hierve en las venas.
Los amante se miran con ojos de fuego
y se acuestan en la arena
el mar los toca y se aleja, se unta
de esa pasiòn salvaje
y sigue su marcha.

Los amantes se poseen con la pasiòn
reprimida de la larga espera.
La noche se desgrana
en una fina lluvia càlida,
pero a los amnates la lluvia los enciende
pues en ese jadeo de los cuerpos,
la lluvia les aumenta los deseos,
hasta que ella entierra las uñas
en la espalda de su hombre eròtico
que se aferra en la arena
despuès de descargar su pasiòn
en ella y en la playa
despuès de tocarse el alma.
El que ama, es el que sueña
y los amantes seguìran soñando
despues de amarse.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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