Inicio / Cuenteros Locales / huallaga / LABERINTO DE NUBES BLANCAS
Frente a ellos se dio cuenta que no tendría una segunda oportunidad. Demasiado tarde para pensar en algunos recursos que permitieran alargar un tiempo que ya no tenía. Levantó los ojos hacia los copos de los árboles que se mecían suavemente como una hamaca tropical. Trató de recordar pero la mente se le nubló: caminaba sobre un colchón de espuma que amortiguaba su caída, pero a su vez no le permitía vencer la pesadez que se había apropiado de él. Abrió los ojos tratando de grabarse la imagen de cada uno de los presentes. Fue recorriendo rostro por rostro, surco por surco, como si con ello sintiera aliviar su tensión. Pero se dio cuenta que en cada uno de ellos moría un poco más. De pronto se detuvo: un rostro, ¡Magnolia!, la eterna Magnolia, la que nunca le fallaba. No lloraba porque ella era así: serena ante cualquier circunstancia difícil, nunca perdía las esperanzas de salvar una situación. Pero ahora que estaba frente a ellos, observando cómo rastrillaban sus armas, ella debía estar pensando seriamente en ponerse a llorar. Silencio, una punzada fría le hizo estremecer el cuerpo, subiéndolo por los pies para adormecerse entre sus dientes y castañear. Luego una orden y el resto fue un laberinto de nubes blancas que revolotearon en sus ojos. Y entonces alcanzó a distinguir gruesas lágrimas cayendo de los ojos de Magnolia. |
Texto agregado el 10-07-2013, y leído por 98
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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04-08-2013 |
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Tus letras me parecen sublimes y hermosas...
Un abrazo. gsap |
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