Finalmente, llegó el día. Esperado, pero no deseado. Pero, al fin, se develaría la incógnita que me ha desvelado mucho tiempo. Tendré ese otro sentido, ese sentido adicional, que me permita ver este momento?
Es como un sueño. Quiero distinguir los límites entre la realidad y mi sueño pero no puedo. Quiero encontrarme con todos. Ni siquiera importa ya lo bueno y lo malo de cada situación. No tengo ningún tipo de odios ni resentimientos, pero quisiera saber a quien le importo y a quien no.
Quiero encontrar aquí a quienes quiero me han importado, verles la cara, mirar sus ojos y descifrar sus pensamientos. Es un encuentro definitivo, sin tiempos para excusas posteriores, no pude ir, no me avisaron. Tampoco sé si la excusa que nunca escucharé será o no cierta.
El premio mayor será ver a quienes quiero ver, a esas poquitas personas que a uno le marcan la vida, le dan un sentido y un rumbo, por y para quienes se vive. Esa presencia será mi felicidad. Qué más puedo esperar ya, en los últimos minutos, antes que la tapa del féretro oculte mi vista?
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