un domingo como hoy encontré una carta que cambió mi vida para siempre... es extraño, pasan los años y aún no sé lo que hay dentro de la carta... ciertamente la cogí pues estaba escrito mi nombre y apellido, pero no la leí, hasta el día de hoy en que han pasado cerca de cuarenta años... sin embargo, aún la guardo en un cajón de mi escritorio... frente a ella la miro y cierro los ojos imaginando de quién podría ser, qué me diría, quién lo escribiría y porqué lo haría... sin embargo allí está... blanca como su sobre... ha sido escrita, lo noto cuanto la toco y siento que ha sido escrita por una mujer que me quiere mucho y desea lo mejor para mí... ¿y si no es mujer?... quién podría saberlo... tan solo siento que es una mujer muy generosa... trato de recordar a las mujeres que han pasado por mi vida y recuerdo que a ni una le gustaba lo que a mí sí... en fin, la toco y su letra pareciera cursiva y escrita con intensidad... puede ser que haya estado muy apasionada y mientras lo hacía apretaba demasiado el papel con su lapicera... pero, es una extraña posibilidad... así me paso todos los días de estos cuarenta años... pensando una hora en la carta con mi nombre... esperando quizá una respuesta... que no lo haré porque esa es mi gran debilidad, no sé escribir respuestas, tan solo escribo preguntas y más preguntas... me gusta preguntar para saber algo más de esta locura luminosa que es la vida, pero estas preguntas las guardo en mi conciencia y en todas las cartas que me he respondido a dicha carta pero que no mandaré hasta que sienta hacerlo... tiene que venir o suceder algo... un ángel, un alma, una persona tocando y preguntado por su carta... pero nadie llega ni llegará... es cuestión de estilo de vida... hay personas que les gusta ver la TV, otras leer, a mí me gusta esperar, esperar a que algo diferente suceda el día de hoy... |