Pequeñas voces que eclosionan, van de nuestra mente hacía el universo, se extienden y vienen de regreso a nuestro interior. Terremotos oníricos constantes con ilusión de vuelo; un destino con matiz de catarsis inalcanzable que se convierte en diáfano cristal que en ocasiones los torna claroscuros; para los cuales necesitamos seguir con un envión infatigable y constante para poder alcanzarles y al fin así, provocar una metamorfosis que los convierta reales.
Alejandro Ornelas
Texto agregado el 07-07-2013, y leído por 212
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
05-02-2017
profunda y reflexiva expresión poética, me has enseñado, gracias! MOIR