Espada que hiere
“Destellos de un metal,
que cicatriza las heridas ingenuas
de una batalla entrañable.”
Carlos A. Alvarado- 9/5/2013
Dejando de ser esclava
de las llamas,
la espada que hiere,
se abraza con el perfume
de la Rosa naciente.
.
Espada que no mata,
hiere con el temple de tu aliento,
a la pasión desenfrenada y sin tiempo,
que no para, y me agota cada vez.
Al corazón, ¡No!,
si lo hieres con el filo de tu palabra,
destila la salvia única
de aquel amor que vivió en ti.
Y aunque trates de secarla,
resistirá en el tiempo con su humedad.
Como las llamas plateadas
que prendían a las distintas sombras
que buscaban ocultarse;
Así, hieres a la noche
para que dejara de ser la dueña
y naciera la mañana siguiente.
También así,
hieres a la carne temblorosa
y tibia de la inocencia,
que se negó a dejarte.
Espada llorosa en lluvia,
sècate con el calor de esa boca,
que se evapora sin poder tocar,
el metal con que estás hecha.
Espada que tratas de herir
con tu hoja acerada
a las ramas
donde nacen las hojas verdes.
Ocúltate en lo profundo
de tu envainadora coraza,
el frío de una mirada rencorosa,
puede de mellarte.
Cúbrete con las hojas
que se han caído,
pero no te muevas,
puedes herir
al pie desnudo,
que te señalará
ante todos sin miedo.
¡Ya deja de ser la espada
que hiere!,
¡La verdad que vence
no está en tu puño!
Convierte tu filo puntiagudo
en una pluma ,
que dibuje las cicatrices
de mil batallas entrañables;
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