Conocí a Abigail la segunda noche del festival. La atracción fue casi instantánea. El universo entero se convirtió en un mar de energía. Una marea que nos guió a ambos a cruzar nuestras miradas, el segundo exacto.
Vestía una polera con la portada del Abbey Road y luego de mencionar que le resultaba simpático mi nombre, puesto que su Beatles favorito siempre sería el tranquilo, no me despegué de ella nunca más, ni ella de mí.
De pronto la vida entregaba valor a millones de canciones pop que escuchas sordamente a diario y que, con el prejuicio de lo banal de las letras, terminas aferrándote a que las cosas buenas son para los débiles de mente. Puede que no todos nos demos cuenta a tiempo, pero si la prioridad de cada uno es el equilibrio. No deberíamos absorber cosas que signifiquen un retraso emocional en nuestra pasajera existencia.
Si sientes deseos de dar gracias, pues hazlo. Agradece a tus padres y a quienes se rompieron la espalda por ti. A los “George Harrison” o a cualquiera que resulte ser una buena influencia.
Una cosa llevará a la otra. Junto a Abigail y la música hemos creado nuestro propio universo y al fin creo estar preparado para cualquier desafío. ¿Ser padres? ¿Por qué no? Después de todo ya sé que nombre tendrá mi hijo.
Siempre lo supe.
Texto agregado el 04-07-2013, y leído por 83
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Lectores Opinan
06-07-2013
EN LA MENTE HUMANA SUBYACE LA FUENTE MISTERIOSA DEL MUNDO QUE NOS RODEA duqueuviedo