El colectivo frenó bruscamente y todo el pasaje se amontonó en el fondo, por suerte me sujetaba del pasamanos, porque se acercaba el lugar donde debía bajar; de lo contrario hubiese terminado junto a la masa humana al final del micro.
Toqué el timbre, y me afirmé en la puerta, el chofer frenó pero sólo se abrió la puerta de ingreso a la unidad y comenzó a subir el pasaje, yo seguía prendida al timbre pero nada pasaba.
Miraba al conductor por el espejo sobre su cabeza, ni un gesto ,el hombre seguía en lo suyo, la gente que había ascendido empezó a pasar rumbo al fondo, pero al llegar junto a mí un muchacho encapuchado y envuelto en una gruesa bufanda; algo me hizo retroceder dí un paso hacia atrás casi sin pensarlo.Se veía frágil, etéreo, como si no estuviera ahí, o fuera a desaparecer de un momento a otro.
Detrás de él como acompañándolo, una sombra negra como de un hombre alto con la mano sobre su hombro derecho, cuando lo tuve frente a mí mis oídos se taparon, un frío interno me invadió, y mi estómago se hizo un nudo.
Jamás me miró, no ví su rostro, tampoco lo quise ver;todo a mi alrededor quedó detenido como película muda. Avanzaron hacia el interior del bus, yo seguía parada frente a la puerta de descenso.
Señorita ¿Va a bajar aquí?-Dijo el conductor,asentí con mi cabeza, porque aunque hice el esfuerzo mi voz jamás salió.
Bajé el primer escalón y sin poder evitarlo miré hacia el muchacho, se encontraba sentado, en ese momento se quitaba el gorro y la bufanda, apareció un rostro pálido, ojeroso y una cabeza calva que nada tenía que ver con su joven edad.Junto a él eso que lo acompañaba seguía con su mano sobre el hombro,giró su cara y me miró...

Señorita, me podría decir ¿cómo llegar a Plaza Congreso? ¿Se encuentra bien?
Si...siga por esta vereda a tres cuadras gire a su derecha.
¿Segura que está bien?
Camino por Rivadavia, la mañana sigue su curso, y así seguirá no me preguntaré que pasó en el bus, algunas cosas es mejor no saberlas...