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Imaginan Uds. que un partido de futbol puede cambiar la vida de una persona. Yo lo ví y les cuento como pasó.
A comienzo de los años setenta un grupo de dirigentes de un club De La Quebrada un pueblito ubicado en los cerros entre El Rungue y Puchuncaví llegó a Zapallar buscando jugadores para competir en un cuadrangular de futbol que se iniciaba ese Sábado de Febrero a beneficio del cuerpo de bomberos de Puchuncaví.
El torneo se jugaba en un día, dos partidos en la mañana, de los cuales salen los ganadores que juegan la final en la tarde.
Eran las nueve de la mañana y La Quebrada estaba programada para jugar a las once de la mañana contra La Laguna, otro club de la zona. Nosotros éramos un grupo de amigos que competíamos en todos los campeonatos de verano de la zona, (semana papudana, zapallarina, puchuncavína, etc.…). Como éramos conocidos, rápidamente acordamos ir cuatro jugadores a reforzar el equipo. Como arquero, iba el Toto, como puntero izquierdo, el Pancho caremuerto, como volante de contención, el Bano Vicencio y el que escribe de zaguero central.
Los dirigentes igual querían algún otro y fue en ese momento que, doblando la esquina, apareció el patas d´hilo, joven, buzo de profesión, que había jugado muy poco futbol y no era la octava maravilla del mundo precisamente. Lo convencimos para ir y le dijimos a los dirigentes que era jugador de la cuarta especial de Everton y que debutaba ese año en el primer equipo. Así que nos pusimos en camino, con el patas d´hilo como estrella.
Cuando llegamos al campo deportivo estaba por terminar el partido preliminar entre Puchuncaví, que era el dueño de casa y Papudo con un cuatro a cero irremontable a favor del primero que pasó directo a la final.
En pleno partido contra la laguna tuvimos veinticinco minutos muy difíciles, nos defendimos con dientes y muelas sacando balones de la línea de sentencia, dos tiros en los postes, pero poco a poco empezamos a equiparar las cosas. Fue en el minuto cuarenta cuando vino la jugada que iniciaría la fama de patas d´hilo.
La jugada la inició Bano Vicencio que mandó un pase de cuarenta metros a la banda izquierda donde estaba el pancho caremuerto y este, que era muy habilidoso eludió a su marcador y llegando a la línea de fondo mandó un centro a media altura que vino a caer entre el área chica y el área grande justo por donde entraba corriendo patas d´hilo que no se había dado cuenta que tenía suelto el cordón de uno de sus botines, con tan mala suerte que lo pisó y se fue de bruces lo que cambió su suerte pues culminó la jugada con una hermosa palomita golpeando la pelota con un cabezazo que mandó el balón al fondo del arco lo que causó la alegría de la hinchada que no se percató de lo que realmente sucedió sino que vio sólo un gol espectacular.
El segundo tiempo fue muy intenso pero pudimos terminar el partido con el marcador a favor y clasificamos para jugar la final a las diecisiete horas contra el dueño de casa.
El partido final era esperado con mucha confianza por los parciales puchuncavinos ya que habían eliminado al equipo de papudo, acostumbrado a jugar finales y que fue eliminado en forma humillante para ellos. La Quebrada en cambio era invitado por primera vez a un torneo de verano como este y esto se debió a que el invitado original que era chachagua desistió de ir por problemas internos del club. Esa fue la razón por lo que llegaron a zapallar buscando jugadores y nosotros fuimos los elegidos para asistir a este torneo.
En el partido final tuvimos un comienzo desastroso ya que a los veinte minutos perdíamos dos a cero y con ese marcador nos fuimos al descanso. El tiempo de complemento varió muy poco, faltaban sólo quince minutos para el final y ya la hinchada puchuncavina se sentía que eran campeones. Fue en ese momento que se produjo una falta a favor nuestro unos quince metros fuera del área, recostado por la derecha y se puso frente al balón Bano Vicencio, dueño de un potente disparo, que haciendo honor a su fama envió un cañonazo que entró ajustado a un ángulo dejando parado al arquero local.
Cuando quedaban tres minutos vino la jugada que fue comentada por mucho tiempo en la zona. E l Bano Vicencio corriendo por la derecha mandó un centro rasante a la entrada del área que sobró a los centrales y Pancho caremuerto que se venía cruzando a toda velocidad logró lo que no pudo hacer Pelé en el mundial de México contra Uruguay pues amagó frente al arquero y sin tocar la pelota que pasó de largo dio la vuelta por detrás del meta y fue en busca del balón para tocar suavemente y hacerlo entrar en el arco decretando el empate ante el desaliento de los puchuncavinos y la euforia de los de la quebrada ante ese gol maravilloso.
Ante el silencio pesimista de la hinchada local se completó el tiempo reglamentario. Con tres minutos de descuento dados por el árbitro y cuando ya faltaba uno vino la jugada que sentenció el partido. Nuevamente Bano Vicencio mandó un balón a la posición donde estaba Pancho caremuerto que eludió por enésima vez a su marcador mandando un centro esta vez por alto que fue a caer al centro del área donde llegaron los centrales y el arquero en busca del balón sin percatarse que por el medio venía a todo correr el patas d´hilo, saltaron los cuatro y caprichosamente la pelota dio en la nuca de patas d´hilo, quien al momento de saltar giró dando la espalda al arquero y los centrales que eran de mayor envergadura.
El balón dando un extraño giro que sobró a los tres jugadores de puchuncaví entró en su valla ante el estupor de los puchuncavinos que se dieron cuenta que ya no tenían tiempo de remontar el marcador, como efectivamente ocurrió ya que al momento de partir el árbitro dio por finalizado encuentro.
Una alegría sin par se apoderó de los quebradiños, patas d´hilo elevado a la categoría de Dios, era abrazado, besado, levantado en andas, en fin, el héroe de la jornada, nombrado en todos los discursos de esa noche en la cena de festejos y celebración. Ya en la madrugada nos fueron a dejar a Zapallar, pero patas d´hilo fue invitado a quedarse en el pueblo, lo que aceptó de buen grado.
Pasaron varios días y como no daba señales de volver quedamos de acuerdo en ir a la quebrada para saber que había pasado pero no hubo necesidad de ir ya que esa misma tarde apareció en la esquina donde solíamos juntarnos.
Nos contó que venía sólo a buscar sus cosas porque se había enamorado de una niña y se iba a vivir a la quebrada.
Tiempo después supimos que se había casado y con su flamante esposa se fueron a vivir a Iquique. Trabajaba con un tío de su señora que era buzo como él y le iba muy bien.
Años más tarde nos enteramos que se convirtió en un próspero empresario del mar con varios empleados y junto con su esposa vieron bendecido su matrimonio con cinco hijos que les trajeron mucha felicidad.
Como dije al principio, fui testigo de cómo un partido o un cuadrangular de futbol cambió para siempre la vida de un hombre que en este caso fue para su bien y su felicidad.
Han pasado ya más de treinta años y aún nos recordamos del patas d´hilo con cariño. Fue algo inolvidable.













Texto agregado el 02-07-2013, y leído por 66 visitantes. (0 votos)


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