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Siete

Jaime trazaba con un palo en el suelo una especie de mapa de los lugares en los que ya habían revisado, se quedó un largo rato en cuclillas observando que siempre habían supuesto que los perros estarían en algún condominio cercano o en alguna casa, sin embargo habían cerros cerca y un pequeño acantilado que daba al río. Ese lugar no lo habían recorrido. Se quedó así agachado mostrándole a don Samuel la posibilidad de que los perros hubieran escapado a los cerros, pero don Samuel desechó la idea, por que los animales eran amaestrados y era muy poco probable que intentaran escapar, no había razón para ello, Axa siempre lo había acompañado por la calle sin necesidad de amarrarle una correa, ella siempre se mantenía cerca. Jaime fue desechando la idea también, Damián nunca había huido antes y tampoco el tuvo necesidad nunca de atarlo, siempre bastó hablarle o darle una orden sencilla y el también se mantenía cerca.

Se quedó así en cuclillas apoyado en el canil de su perro, pensando donde buscarlos, de pronto unos ladridos los alertaron a ambos, un perro se acercaba corriendo desde el fondo del sitio, era Damián que se le lanzó encima tirándolo al suelo lengüeteándole la cara.

Don Samuel se acercó corriendo sorprendido de ver a Damián, y comenzó a gritar llamando a Axa, pero esta no dio señales de aparecer.

Cuando Damián se hartó de beber agua, ante un desesperado Don Samuel que lo miraba impaciente, comenzó a ladrar y a correr hasta la muralla del fondo por donde había llegado, paraba y los miraba indicándoles que lo siguieran, volviendo a correr al fondo del sitio. Jaime lo alcanzó y abrió con ambas manos la tupida enredadera por donde su perro ya había pasado y descubrió una abertura en la pared en la que cabía perfectamente si pasaba en cuatro patas como un perro.


Los hombres se miraron confundidos y sin pensarlo dos veces se lanzaron por la abertura siguiendo a Damián que ya corría por el callejón en dirección de las cavernas que habían sido su hogar durante los últimos tres meses, con los diez pequeños que habían nacido y su amada Axa.

Todo había resultado tal y como lo habían soñado, habían disfrutado la vida libre y el nacimiento de sus hijos hace un mes, había sido maravilloso, diferente a la vez anterior, pues el había participado y ayudado a romper las bolsas y a limpiar a los cachorros. Axa había estado maravillosa, fuerte como ella sola, había parido a los diez pequeños y se había dado fuerzas para reponerse y alimentarlos todo este mes. El había disfrutado más aún los últimos días jugando con sus cachorritos, eran unos diablillos, deseaba tanto que Jaime los viera. Axa también estaba empezando a sentir nostalgia así es que habían decidido emprender el camino de regreso a casa. Pero el más pequeño era el más rebelde de los diez, nunca obedecía a sus padres y se había arrancado hasta la orilla de un pozo y había caído, no era tan profundo y tenía poca agua pero ni él ni Axa habían podido sacarlo.


Cuando los dos hombres vieron el cuadro comprendieron que algo grave pasaba, Axa aullaba a la orilla de un orificio en la tierra y sus cachorritos lloraban junto a ella. Jaime y Don Samuel se dieron cuenta de inmediato que no podrían sacarlo fácilmente, necesitaban una cuerda y algo para sostener al perrito. Don Samuel acarició a Axa que lo miró llorosa y decidió volver rápidamente a buscar ayuda. Por mientras Jaime bajó hasta el fondo del pozo para prestarle los primeros auxilios al pequeño, así es que lo mantuvo en sus brazos para darle calor después de revisar que estaba bien, apenas con unos rasguños, lo único grave que tenía era hambre, así es que cuando por fin lograron sacarlo, se agarró de la teta de la madre, la que no dejaba de lamerlo buscándole alguna herida.

La casona se consternó con la llegada de los cachorros, Noelia, Jaime y hasta Sofía se turnaban para atender a los pequeños, después de desparasitarlos y revisarlos uno por uno, no podían creer que a pesar que la madre se había alimentado de quien sabe qué estos últimos meses, estaban sanos y fuertes y eran astutos, revoltosos, muy inteligentes.

Al parecer Axa y Damián habían decidido ser padres y lo habían hecho muy bien, eran un ejemplo para ellos y para cualquier ser humano en realidad, pero había que decidir que hacer con tanto perrito y aunque a los padres no les gustara la idea, habría que integrarlos a la vida del criadero muy pronto.

Don Vicente Solís impresionado por los cachorros, pidió a Jaime que siguiera de cerca el crecimiento de los perritos, si era necesario que trasladara a la familia completa al criadero y quizás de ahora en adelante, aplicar como norma que las familias no fueran separadas hasta que los perros estuvieran listos para partir a sus nuevos hogares.


La aventura de Axa y Damián circuló por muchos años entre los expertos en el tema. Integrar a los padres durante el crecimiento y educación de los cachorros sirvió para que otros aplicaran este conocimiento. La más feliz sin duda era Axa, aunque ya no tuvo mas hijos, vio de cerca el crecimiento de muchos de sus nietos y otras perras sensibles como ella ya no temieron al sufrimiento de la separación. Axa extrañamente tuvo una vida longeva para los perros de su raza, vivió hasta los 17 años, Damián que era un perro muy normal murió de viejo a los 14.

Para Jaime y Noelia también fue importante lo que aprendieron de sus perros, de hecho la pequeña Noelita que llegó unos meses después, desde que pudieron sacarla en su cuna moisés los acompañó en todos sus quehaceres, incluso años mas tarde terminada las horas de colegio ella y sus hermanos, participaban de la vida de sus padres, quizás por eso de los cuatro hijos de la pareja, tres fueron veterinarios y el menor que era alérgico a los pelos de sus mascotas aunque disfrutaba con su mascarilla estar en el criadero, debió tomar una decisión importante con los años y se dedicó a llevar los negocios de su abuelo.

La señora Laura si murió del corazón, pero muchos años más tarde, después de haber disfrutado a sus nietos, verlos crecer, educarse y convertirse en profesionales, de hecho don Samuel se fue un año antes que ella.

La casona sigue allí, ahora Noelia y Jaime la habitan, Sofía sigue con ellos aunque está un poco sorda y se olvida a menudo del día que vive, pero sus patrones la adoran así es que le contrataron una persona para que la cuide.

Si, hay perros en la casona, son muy queridos por sus amos, pero nunca podrán superar la relación maravillosa que tuvieron con Damián y Axa.

Texto agregado el 01-07-2013, y leído por 267 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
03-07-2013 Recién hoy termino de leerlo (no podía dejar de hacerlo). Es verdaderamente una historia llena de nobleza. Deberías pensar en editarla. Saludos!!! ANTEELTECLADO
03-07-2013 perdon me hiso recorcr a los mios. jaeltete
03-07-2013 creo que en toda familia hubo un perro que hiso historia, este relato me recordar a los mios. jaeltete
02-07-2013 Y colorín colorado en forma feliz este largo cuento ha terminado..tierno hasta el final y con una prosa admirable. 5* terminado ha terminado sugonal
01-07-2013 Una muy linda y tierna historia que tratan del amor y fidelidad de los perritos. Te felicito... gui
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