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Todo el paisaje cabía en ese pueblo imaginado: El azul horizonte que nos daba la perspectiva de infinito; el mar con su orilla y su dorada arena que nos deslumbraba al mediodía; los altos médanos desde donde nos arrojábamos con Juancho dando vueltas carnero; la sal impregnándonos la piel; las algas viscosas que nos daban miedo porque nos rozaban las piernas, abrazándolas; el velero que se veía lejano por la reverberación del sol, pero estaba allí nomás, al alcance de nuestra mano de día y de noche nos alegraba el alma con sus luces de colores, todas encendidas, invitándonos al viaje deseado y a la aventura.
Texto agregado el 01-07-2013, y leído por 123
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
09-09-2013
SÍ. todo CABE EN LOS SUEÑOS...TODO...ABSOLUTAMENTE, ESTO ES MAGIA felipeargenti
17-08-2013
tu estilo es cautivante y uno se queda con ganas de seguir leyendo... transgresion
06-07-2013
Me gustó tu cuento, tiene bonitas imágenes. Te dejo estrellas***** Mayte2
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