Me gusta subrayar los libros con lapiz. Es un leve crujido el que produce sobre la hoja mientras marca el trazo, una angustia de cincel sobre el corazon del lector, lento recorrido de hormiga y lineas directrices hacia otra lectura, simbolos, enigmas, el silencio más terrible que pueda contener una frase deshaciendose en carbonilla. Mientras tanto la luz de un velador chorrea y el libro se hace uno, cabello, labios,cejas, narices, brazos, antebrazos, piernas, los pezones y el sexo todo de palabras difusas, signos, preguntas del ser desde los comienzos de la filosofia. Nos devoran las palabras como piojos y nuestras prendas se cubren de vocablos destinados a perecer en la alcantarilla más cercana. Palabras con ene me gana tu pene, nene. Y en el fondo de la bolsa unos pocos recortes de algun tiempo, unas cascaras de cebolla, un autito rojo de colección de algun chico. |