Sábado por la tarde, en el Corte Inglés.
Mientras me pruebo unos zapatos que me gustan, pero me fastidia que cuesten lo que cuestan, me agarra de la camisa un niño; como de tres o cuatro años, me da dos tirones con fuerza, está bastante cabreado, me pregunta a voz en grito si he visto a su mamá, como si yo tuviese la culpa de que no la encontrara...; le respondo que no y antes de dejarme reaccionar trepa al sillón que hay a mi lado; se queda mirando mis zapatos y me dice que no me compre esos, con cara de asco me informa de que son horrorosos....se destrepa del sillón y corre hacia la estantería; me señala uno horrible, color azulado, con cordones fucsia.
¡¡Dios!!, no me pondría eso en toda mi vida, ni a solas en casa....pero me lo acerca, insiste en que me lo pruebe y eso hago, me miro al espejo, ya hasta pienso que me queda bien... El niño aplaude divertido, suelta carcajadas que se oyen en toda la planta.
Aparece en ese momento una mujer en escena, como de cuarenta, rubia con mechas; culo indudablemente operado y las tetas también...
¡¡Alejandro!!, donde te has metido?; ¡¡leñe!!, gritaba al niño con voz estridente, bastante mas que la del pobre Alejandro... En realidad es una suposición, no supe distinguir si le gritaba al móvil o al niño...ya que en ese momento, cambio de dirección, venía directa hacia el niño y hacia mí, pero con un corte totalmente vectorial, se encamina en dirección contraria...sigue gritando...”Ja, ja, ja...que te crees que me chupo el dedo...” iba diciéndole al teléfono móvil... , volviendo la cabeza gritó de nuevo en nuestra dirección "Alejandro vamos", no le preste mas atención; el niño me ofrecía para chocar la palma de la mano a modo de saludo.
“Me voy con mamá” me dijo, que si no...me vuelvo a perder.
Asi que esta tarde, he conocido a un colega nuevo y tengo unos preciosos zapatos, color azulón....y con cordones fucsia.
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