Cada cierto tiempo me reúno con dos amigas a conversar
a dejar que nuestros sentimientos se suelten como flores
como livianos pájaros.
En nuestra mesa
no existen maquillajes
no hay edades ni mentiras sino historias que se mecen como hierbas en la brisa.
El pasado
el presente y el futuro es esto que tenemos ante nosotras
todo lo creamos con nuestro empecinamiento
con nuestros deseos.
Nada es casual
nada sucede porque si
ni siquiera una flor nace del aire
siempre se necesita una semilla y savia para convertirse en rosa
en árbol
en selva.
Las tres tenemos las respuestas perfectas a nuestras propias preguntas.
Bajamos la voz
nos asomamos a nuestra alma y encontramos todo.
Construimos un refugio para defendernos del miedo
de la soledad
la rabia
las pérdidas
los pesares.
Inauguramos una amistad que hace que seamos felices
que hace florecer los jazmines y las violetas a destiempo.
Se disfraza de payaso para alejar el llanto.
Así muchas veces sentimos el silencio
nos miramos
y sabemos sin palabras que pasó un ángel
dejó su aleteo
su aroma
y con él se perfumaron nuestros corazones.

(pensando en esos momentos)

Victoria