Dos
El Lunes Axa escuchó a su amo hablar por teléfono, Barry y Bruce vivían en Buenos Aires, sus dueños eran amigos de Don Samuel, supo que venían a competir, Axa podría disfrutar a sus retoños. El lunes Se levantaron temprano y los fueron a buscar al aeropuerto, estaba tan feliz, por que participarían todos en la competencia que se estaba organizando en el criadero de don de Esteban Solís y pasarían juntos varios días.
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Damián despertó temprano ese día así es que decidió sacar a su amo de la cama para que fueran a dar un paseo, tomó su correa, se fue al dormitorio y le lamió la cara. Jaime despertó divertido por la desfachatez de Damián, así es que mientras se preparaba un café, se vistió para salir a dar una vuelta.
Más tarde, cuando volviera de la oficina deberían entrenar, tenían que asistir el fin de semana a la competencia de campeones en la Capital, la organizaba el dueño de la empresa para la que trabajaba, había conversado un par de veces con don Esteban después las reuniones de trabajo a las que él asistía una ves al mes, en la cuidad donde Jaime vivía.
Cuando su patrón se enteró del amor por los perros que sentía Jaime, quiso conocer a Damián. Desde entonces cada vez que viajaba se acercaba a saludarle y a preguntarle por su perro, la última vez le dijo que tendría noticias suyas, fue entonces cuando le llegó la invitación para llevar a Damián a Competir, con una nota de su jefe para que llegara antes y conociera con calma el criadero.
Jaime se había sorprendido por la deferencia mostrada por su jefe con él, era cierto que su perro había ganado algunos torneos, sin embargo los perros que asistirían eran de nivel internacional.
- Bueno perrito, si no ganamos por lo menos vamos a tratar de conseguirte una novia entre todas esas bellezas que van a competir
Damián era joven y tenía pasta para mucho más, era un perro de regia estampa y buen pedigrí por lo que Jaime consideraba que sería fácil conseguirle una pareja.
Jaime llegó al trabajo muy relajado ese día, sin duda el paseo con Damián había dado resultado en él también. Trabajaba para una empresa química que tenía sedes en varios países, él llegó por su práctica y cuando obtuvo su título en la universidad, lo contrataron, esta empresa se especializaba en la investigación y búsqueda de medicamentos para enfermedades de animales domésticos y desde que se integró a su plana de científicos, lo enviaban a diversos lugares a estudiar una bacteria nueva, un parásito con comportamiento distinto, en fin todo aquello que fuera en pos del objetivo de la Empresa para la que trabajaba, buscar en lo posible, soluciones naturales a las enfermedades de los animales domésticos.
En uno de sus viajes a Europa, había conocido a Mariela, ella era la dueña de la mamá de Damián, se enamoró de ambas, aprendió con ellas sobre perros, las muchas posibilidades de un buen entrenamiento, la ayuda que le brindaban a los ciegos, su trabajo en los aeropuertos, también la capacidad que tienen para ayudar a buscar desaparecidos en un derrumbe, etc., Jaime se fascinó con la experiencia que vivió con ellas.
Para Mariela su perra Bertina era sus ojos literalmente, pues había perdido la visión en forma paulatina y desde los 22 años se había quedado ciega. Ellas se amaban y disfrutaban de su mutua compañía. Sin embargo a pesar de lo felices que eran y de lo seguras que ambas se sentían en la mutua ayuda que se brindaban, nada pudo impedir que la explosión en el tren que provocaron aquellos terroristas, se las llevara a ambas.
Bertina había tenido tres cachorros un año antes de que muriera, Jaime se trajo a uno de ellos, lo había entrenado personalmente, se habían prometido con Mariela encontrarse el próximo verano. Este tiempo de separación sería como una prueba, pero él sabía que volvería y le pediría que se casaran, pero el destino les había preparado esta horrible jugada.
Después de aquello, vivieron su duelo en forma lenta y profunda, los sueños de Jaime se vieron truncados con esta desgracia, ya había pasado tres años desde aquello, sin embargo aún en su soledad cuando las lágrimas inevitablemente bajaban de sus ojos, la mirada de su perro le transportaba a los momentos más felices de su vida, en Europa con Mariela.
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Damián y Axa se encontraron, se gruñeron, se olfatearon, se midieron y se gustaron. Compitieron en cada una de las pruebas con fervor, ambos siempre con los puntajes más altos, agotados por las ganas de no dejarse vencer el uno por el otro, ansiosos de ver la reacción del otro cuando era vencido o ganaba. Jaime y don Samuel estaban sorprendidos por el rendimiento de sus perros.
Ambos eran ganadores pero la perfección demostrada en esta competencia era diferente, como si estuvieran tratando de demostrar que eran los mejores.
Terminado el torneo, después de muchas horas de agotadoras pruebas, hombres y perros cansados se formaron a esperar la premiación, sin embargo todos estaban claros que los triunfadores eran Damián y Axa. Sin embargo los jueces debían decidir cual se llevaba el primer lugar.
Jaime observaba a Damián orgulloso, se daba cuenta que su perro tenía un potencial que él no había sabido explotar, pues el sólo incentivo de derrotar a Axa, había hecho que Damián se pusiera sobre su nivel y luego sobre el nivel de perros campeones de otros países. Si algo conocía a su perro, todo indicaba que Damián se había enamorado.
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Los perros descansaban en sus caniles después de la gran competencia, Axa la ganadora, miraba a Damián unos metros más allá, se preguntaba si le había ganado bien o si él le había regalado alguna ventaja al final, sólo que nunca se había sentido tan maravillosamente entusiasmada con un compañero de competencia, era sencillamente el macho más hermoso que ella había conocido, sin duda el también sentía cosas parecidas pues aunque no le hablaba y de hecho se comportaba algo tímido con ella, Axa se daba cuenta perfectamente como la miraba.
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