Puro Chile es tu cielo azulado
ensuciado,
fragmentado para el vuelo
de los pájaros de acero,
violentado.
Puras brisas te cruzan también,
en silencio,
contaminadas,
cegadas,
atormentadas.
Y tu campo de flores bordado,
parcelado,
abusado,
desaprovechado,
pavimentado.
Es la copia feliz del Edén,
para los ciegos,
para los que mienten,
para los bancos,
para las guías turísticas.
Majestuosa es la blanca montaña,
explotada,
desintegrada,
expropiada,
maqueteada.
Que te dio por baluarte el señor
para que los más astutos
hurgaran su vientre
buscando fortuna
y de yapa, el bien común.
Y ese mar que tranquilo te baña,
se desespera, envía olas salvajes,
porque le ponen cotas,
porque no hay prudencia,
porque se fijaron límites,
que las corrientes se llevaron.
Te promete futuro esplendor
siempre y cuando lo administremos
con criterio, con altura,
sin egoísmo, para todos…
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