- Él.- ¡El café! Siempre fue simbólico entre estos dos locos pero el significado de ayer fue distinto, él: sintió ¡La diferencia!, ella: ¡El alivio! Algún día tenía que ser así…, siempre lo predijo, ella; él, se comerá sus palabras aunque ella sepa que aquello que siempre dijo: “la amistad entre un hombre y una mujer no existe” el café guardo esa tapadera en la boca de él para enseñarle ahora, que eso entre un hombre y una mujer que no guardan un noviazgo se llama amistad, que simbólico es el café de hoy día…

- Ella.- Que gusto me ha dado ésta mañana encontrar tus palabras y bueno: no esperaba que anduvieras ¡Tan inspirado! Te quedó tan lindo, ¡No sabía que escribías! ¡De menos no así! al estilo de los desadaptados. Te quiero aun en mis depresiones de días lluviosos y sí, en los días nublados ¡También debe de haber motivos! En estos días de sentirme tan vacía, como en una mudanza de ideas me dejas tus palabras como para sobar mis dos pies izquierdos del error involuntario de conocerte y discutir contigo a todas voces o en silencio, bajito o grito descomunal pero ¿sabes? hace poco un amigo escribía "...Me gustan mis errores, no quiero renunciar a la deliciosa libertad de equivocarme..."

- Ella.- P.D. P.D. ¿Ya aparecieron Cronopios y Famas? Me debes un libro, ¿No te gustaría darme Rayuela a cambio? No sé, se me antoja!