Estoy tendido boca a bajo sobre la arena mojada. Y mientras las olas bañan ahora inocentemente mis pies puedo pensar distinto y replantearme estas cosas: Si nuestro planeta está cubierto por un setenta y cinco por ciento de agua, y mi cuerpo contiene casi esa misma proporción de lo mismo, por qué este mar me expulsa como algo ajeno a su líquido elemento. ¿Será porque esta pobre masa sólida que a duras penas pudo mantenerme en pié hasta el día de hoy, no tiene un lugar digno en su inmensidad ni siquiera como miserables despojos humanos? Extraña pregunta me hago acá, y sin respuesta. Ni tiempo, la arena me está ahogando…Entonces cierro los ojos y dejo que la naturaleza en su indudable sabiduría tenga esta otra oportunidad sobre mí. Que al final la marea alta me recoja como dormido, y en su ir y venir me deposite en el lugar exacto donde debo permanecer para siempre sin que yo sepa cuál será…
Texto agregado el 22-06-2013, y leído por 158
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