Eclipse de razón y de solo satisfacción, pueblo de impunidad y del sagrado corazón, idealismo de langostas que devoran la nación, carente de valor como un ángel cuyo don es la devastación y su hermana la desolación, llora triste, de sílice y de carbón.
¿Cual camino sigues nueva generación?, ¿Qué mundo os estamos construyendo?-, brotes de revolución sin cognición; que una camiseta sea de tanto valor como para pintarla de rojo y de dolor, cuánto vale la vida del fulano o del mengano si el principio no importa menos le será el fin, es un alguien que no piensa, un ente que no siente, una cifra en el pizarrón, borrada a la mínimo opinión, una sombra del televisor, un punto y una coma que no tienen continuación.
Si los nuevos y mejores sicarios son los menores de edad, un ejército a la orden del mejor postor, ya la nación, a la izquierda, a la derecha, instrumento de aniquilación. Anarquía de espíritu, pobreza con razón, sostén de una nación, oscuridad de principio donde late el corazón, allí está tu tesoro o nación.
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