los gritos de la manía
tocaban las puertas de mi paz
quise abrirlas
pero no
quise gritarle
pegarle
pero no...
uno se va y le deja en su lugar
donde el mono se rasca el sobaco
y la luz disipa las tinieblas
así yo
en mi barco a la deriva
voy buscando mi destino
donde no hay manía ni cuartos
ni perros sin dueño
ni sueños por sentir...
y en mi lumbre mas traviesa
cojo mis manos
y empiezo a mendigar
gotas de amor y paz
que emanan de esa montaña interior
donde el mar se une a la tierra
y el sol brilla sin quemar...
Texto agregado el 22-06-2013, y leído por 142
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