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Esta historia esta basada en un juego de Rol llamdo La marca del este: Trilogía de la Orden del Libro -- El Enclave

Lon nombres de los personajes lo inventen en su mayoria yo, con escepción de algunos que estaban en el libro. Ire subiendo los capitulos a medida que pueda transcribirlos y corregirlos, en colaboración con mi editor en jefe y amigo Matias. Gracias por leer, votar y comentar.



Capitulo 1

Charla en el anfiteatro de Robleda



Esta semana la Orden del Libro dará una charla titulada "En este mundo no existen los dioses, existe la magia" en el anfiteatro de Robleda. Importantes sabios y grandes magos dan aquí a menudo sus discursos. La semana pasada explicaban a los oyentes de Robleda los planos que rodean el mundo. Un famoso erudito especializado en la cultura de los planos de existencia explicó cómo se movía un plano con respecto a otro y cómo, a veces, eso produce que surjan efectos "paranormales" o extraños.

Muchos habitantes de Robleda acuden a estas charlas pues saben que, a veces, los magos no sólo dan charlas sino que también cuentan bellas historias de lugares lejanos, seres fantásticos, heroicas leyendas y otras veces, hasta llegan a hacer magia de verdad para embellecer sus cuentos. Especialmente es admirado el mago Rainus, uno de los sabios que es capaz de hacer hablar durante un breve periodo de tiempo a los árboles para que sean ellos quienes cuenten sus historias. También lo es el viejo Sanserus, que invoca luces de sus manos, mientras cuenta legendarias historias de dragones y caballeros.

Morden, el miembro más joven de la Orden del Libro y un viejo amigo de los aventureros, se presentará el día de la charla con un discurso preparado. Ha estado toda la semana trabajando sobre el texto y querrá sorprender a los presentes con su discurso.

Llegado el día el joven le entrega el documento a uno de los miembros de la Orden, que se presentaron a oír la charla y los animará para que alguno de ellos lea el discurso y modifique el texto según su parecer.

Si alguno acepta, supondrá una alegría muy grande para Morden, ya que ha puesto mucho empeño y esfuerzo en él.

Al ver que ninguno de los aventureros se ofrece como voluntario, Morden se entristece y se encoge de hombros:

—Vaya, que pena y que desilusión. Había puesto todo mi empeño en él y pensé que alguno de ustedes sería la persona más adecuada para interpretarlo.

Al final es Lilith quien acepta leer el discurso. Parándose encima de la tarima, en medio del anfiteatro, se aclara la garganta y dice:"En este mundo no existen los dioses; existe la magia. Habitantes de Robleda, pensad: ¿qué pruebas hay de ello? ¿Alguien de vosotros ha visto alguna vez a un dios? ¿Podrá alguien describirnos cómo es? ¿O diremos todos sin pensar que los dioses son como nos cuentan les clérigos? Muchos diréis que realmente hay pruebas tangibles que nos demuestran que los dioses existen. Todos hemos visto hacer verdaderos milagros a los clérigos. Pero eso es magia, no es la voluntad de ningún dios.

Cuando un clérigo cura a alguien simplemente canaliza la energía positiva de planos de existencia que nos rodean. ¡No hay ningún dios detrás de todo esto! Cuando un clérigo purifica la comida y el agua, transforma la materia como lo hace la alquimia con los metales, pero no hay detrás ninguna acción de un dios. Todo es magia, no dioses.

Las cosas que ocurren en el mundo son producto del azar y reglas físicas y alquímicas. Aquellos que estudian la magia son capaces de alterar esas reglas físicas a su voluntad, pero no a la voluntad de un dios. El conocimiento de las cosas, a través del estudio, nos hace llegar a entender cómo funciona y se mueve el mundo.

Los milagros no existen; existe la magia. Nadie ha visto jamás a un dios, ni nadie lo verá nunca... porque no existen."

Mientras Lilith termina de leer el discurso, algunos habitantes de Robleda se levantan y lanzan exclamaciones:



— ¡Ohhh!

—¿Que fue lo que dijo?

—¡Que los dioses no existen!

—¡Bah, tonterías!

Al ver este revuelo, Morden se levanta para decir unas palabras:

—Queridos ciudadanos de Robleda. Fui yo quien escribió tan magnifico discurso, del cual estoy muy orgulloso. Así como lo estoy de Lilith, que tan amablemente se ha ofrecido a leerlo.

Algunos de los seguidores de Velex, el Dios de la guerra, gritan.

—¡Los dioses existen! ¿Cómo puede pretender que no, con tantos actos de fe que hay en Robleda? —dice uno.

—¡Injurias y calumnias hacia nuestros Dioses! —grita otro.

—No puedo creer que les dejemos hacer estas charlas.—grita alguien más.

Tras terminar la charla, algunos habitantes de Robleda aplauden, otros tienen cara de perplejidad, a otros no les parece correcto el discurso y otros se muestran indiferentes. Pero los templarios de Velex no se quedan impasibles. Se acercan a Lilith y le dicen:

—Cuida tus palabras, sabia; pues estas tentando a la suerte, como tu bien dices. Es una pequeña advertencia de nosotros y de todos los clérigos de esta ciudad. ¡Ándate con ojo!

Mientras los templarios de Velex dicen estas palabras otros ciudadanos de Robleda se dan vuelta y empiezan a injuriarlos y algunos incluso se atreven a golpearlos.

—¿Qué hacen? —gritó Lilith—Nosotros solo decimos la verdad.

—Mienten—Gritan los templarios de Velex—¡Injurian a nuestros Dioses!

—Calmaos, por dios,—grita Morden—que no estamos en una guerra.

—¿Nos piden que nos calmemos, cuando son ustedes los que nos atacan?

Frente a este panorama, Lilith, Morden Y el resto da la Orden no tienen otra opción que irse del anfiteatro mientras los presentes les gritan y los empujan, repudiándolos por el discurso dado.

Texto agregado el 22-06-2013, y leído por 73 visitantes. (0 votos)


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