Oficialmente aún no se había dado un comunicado, simplemente se sabía que aquello tan extraño, cayó. Nadie supo cómo ni de qué manera esa cosa amarilla y redonda yacía en el piso.
El gobierno nacional tomo medidas, envió a los mejores investigadores y científicos del país, pero ninguno logro dar con la solución exacta del problema, se hacían hipótesis y conjeturas, pero ninguna podía ser comprobada, lo único cierto y verdadero era que eso aterradoramente amarillo y redondo había caído de algún lado. Se recurrió entonces a la ayuda internacional, la cual llegó con avanzada tecnología a tratar de averiguar que era eso que yacía en el piso. La cosa fue sometida a exámenes de C14 y de ADN, pero nada se pudo saber, aparte que sin duda alguna este objeto amarillento y de forma esférica, había caído.
Al no poder dar la ciencia una respuesta satisfactoria, la religión tomo en sus manos la investigación de tal acontecimiento. Por un lado se decía que era un regalo de los dioses, por otro se afirmaba que era la tan buscada piedra filosofal. Pronto se empezaron a suceder los milagros, las curaciones maravillosas y las peregrinaciones de cientos de creyentes buscando una solución a sus problemas. Algunos que creían en extraterrestres y cosas de esas, imaginaron la cosa como los restos de una sonda enviada al espacio por una civilización inteligente y que al contacto con la atmósfera se había desintegrado.
Bueno, pero todo esto no duró mucho, acabó cuando la naranja que le cayó en la cabeza al pobre Isaac, se pudrió y ya no había nada más que ver.