Si exponemos un conductor a un campo electromagnético en él se induce un voltaje. Pongamos por caso que tenemos una antena de una emisora de onda larga y ella está transmitiendo. En un conductor de cobre colocado a unos metros aparecen voltajes de uno o varios voltios. Como el ser humano tiene electrolitos en todo el cuerpo también en él se inducen corrientes y voltajes en presencia de la misma antena. Dijéramos que lo inducido depende de la antena y de la potencia de transmisión empleada y también de la distancia de la fuente. Como en el mundo hay millones de transmisiones procedentes de muchas fuentes como la chispa de los carros, las emisoras, los televisores, los celulares, los satélites, las emisoras, los motores eléctricos, etc. entonces la contaminación radioeléctrica es pavorosa pero como detrás están los más grandes negocios, los gobiernos y los medios de comunicación la ignoran deliberadamente. Salvo unos cuantos ecologistas y geobiólogos nadie más agita este asunto como tema de debate aunque ya hay bastantes denuncias sobre los daños producidos por los celulares y los equipos electrónicos en las habitaciones. Hay un agravante y es que cada ser humano sufre miles de agresiones radioeléctricas diariamente sin que lo advierta y sin que su sistema inmunológico pueda responder ya que no sabe cómo hacerlo por ser una agresión evolutiva muy reciente. En la medicina se utilizan las ondas de ultrasonido para mirar los bebes en los vientres de las madres pero nadie sabe si ese procedimiento es inocuo. Si la doctora Hulda Clark ha creado un aparato que genera ondas cuadradas de ultrasonido y ellas estallan virus y bacterias y además parásitos es sospechoso que las otras ondas no lo hagan y estén causando estragos en los seres humanos sin que lo advirtamos.