Ya los arboles están sin hojas ni flores
Vierten lágrimas y ahogan suspiros
Es el lánguido latir de la vida
Es el fúnebre sopor de la muerte
Ven a mi jardín secreto, ven amada
Dime si en paramos de nieve se tornan
Pues aun guardo en lo íntimo del alma
Tu imagen, que la llevo como un cálido recuerdo.
Texto agregado el 17-06-2013, y leído por 145
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