Por sendero placentero,
voy en busca de sosiego;
Entre fantasía y ego,
hago flotar mi ser entero.

Mi lluvia se desliza
entre tus dos volcanes firmes.
Y al morder tus labios,
mi corazón se paraliza.

Ah! es un deseo, sinónimo de ilusión;
una esperanza viva que me activa
y repica fuertemente en mi corazón.
Para conseguir que mi añoranza se aviva.

Algo inevitable, es acariciar tu rostro
y tu cuerpo tan coqueto.
Es inevitable estar inquieto,
cuando la ansiedad de sentirte,
se convierte en monstruo.

Con mis manos de hombre,
aprieto tus montañas suaves.
Tan suaves, que hasta me da hambre
y quisiera comerlas a mordiscos.

Ay amor! Deseo tus labios,
deseo besarte lentamente
hasta despertar en ti,
el deseo del no alejarte de mí.

Para retenerte así,
como aquel pez
que seguro moriría
sin su agua que es su hogar.

Para solo así amor!
entregarnos mutuamente nuestro afecto
y a pesar de nuestro defecto.
Encendernos en calor.

ah! tan solo es un deseo.
Una fantasía incierta
en el tiempo en que te alejas.
Pero ya qué! si cada vez...

Cada vez que nos vemos
lo hacemos. Y lo disfruto mucho.
Por tanto yo sangro y lucho
para amarnos y siempre entendernos.

Te admiro, te quiero, te amo
y te deseo tanto.
Pues no tengo corazón de diablo,
tampoco soy santo.

Miguel Andres Vásquez
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