Con un suspiro que entibie el viento que circunde tu boca,
Que nazca desde el centro más íntimo de tu pecho
Y recorra acompasado con tus memorias nuestras
El camino que vayas perfumando de ti,
Con un suspiro, llámame.
Con tus ojos perdidos en el horizonte que se apaga,
Cuando la noche vaya tejiendo su mortaja oscura
Y el sol se vaya acurrucando en su gloria luminosa,
Mientras combaten sus luces la ciudad y las estrellas,
Con tus ojos, llámame.
Con tus manos sacudiendo la soledad de tu cuerpo,
Exploradoras sensuales de los puntos precisos,
Y tus dedos sumergidos en la humedad cóncava
Que palpita sus voces monosílabas y eternas,
Con tus manos, llámame.
Con tu amor amable, espontáneo y largo,
Que sabe estirar sus brazos desde la lejanía
Hasta cobijar este rubí que me late y te ama,
Tu amor imprescindible, innegociable y libre,
Con tu amor, ámame.
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