Mi abuelo solía contar historias sobre lo buena que era su generación, que sus canciones del ayer son superiores a las de hoy, que las cosas eran mejores y más duraderas, que los vinilos suenan mejor que la música envasada, que las relaciones son por la vida entera.

Él era ése hombre, quien pensaba que la economía subía y el país se empobrecía, también decía que los años no pasan en vano si logras pasarlos acompañado, si el trazo que has pintado te vuelve un ser pasivo y comprensivo, que la rabia se canaliza y con ella puedes hacer el bien. Decía que el perro era una gran compañía para la melancolía como también para la agonía, que el nunca defrauda.

Camisa a cuadros, una boina y un café que se tomaba lentamente, mientras comentaba cuanto quiso a mi abuela y cuanto aún la quiere a pesar que el café y el perro sean su única compañía, sin contar esas centenares de fotos colgadas en las paredes de la casa.

Me dijo que el amor es su mejor experiencia vivida y que algún día yo lo encontraría si sigo siendo quien soy. Espero ahora acompañe a su mujer en un mejor lugar.

¡Cuanto sabía mi abuelo! Hombre de campo y austero pero el primero en enseñarme a comprender todo lo bueno, y también cuanto lo quiero.

Descansa, viejo querido.