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Inicio / Cuenteros Locales / La_Columna / Sobre Prosa y Erecciones del Clítoris, para La_Columna de los sábados, por Gabrielly

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¡Ellos no lo saben, pero nosotras también tenemos una erección! ¡El clítoris se pone erecto!” (Once Minutos, Paulo Coelho)

La literatura erótica ha sido inmensamente abordada por críticos, ensayistas y escritores de toda índole, tanto mal entendida, como desinformada, confundida y hasta relegada. Y no hay que dirigirse a obras fuera de nuestro entorno celeste para citar ejemplos, aunque existen miles de ellos allá fuera en donde comenzar. Basta con centrarnos en loscuentos.net y entrar a cualquiera de las producciones literarias de este portal consideradas como “literatura erótica”, para darse uno cuenta que aunque el tema recibe muchísimas lecturas, son pocos los comentarios atinados que recoge. Y hago énfasis en el comentario “atinado” porque a mí me sucedió eso una vez, o vaya que bien te la chuparon en la fiesta no pueden ser nunca comentarios considerados como enriquecedores, ni para el segmento de lectores, ni mucho menos al del escritor. Ya sea por tabú, fobia, asco o timidez, el texto erótico, aún hoy en día, soporta ciertos paradigmas prohibitivos sociales que lo convierten en la “oveja negra” de la literatura.

Los prejuicios profundamente anclados en relación al texto erótico, no han perdido vigencia. Y es que el tema del sexo está tan gastado, que en ocasiones, por más genuina y valedera que sea la interlocución de algún argumento, en este caso, el de la narrativa, el de la prosa, el de los cuentos—géneros tan evidenciados y tan atados a nuestra sexualidad—, siempre y muy a pesar de la seriedad que se le endilgue, se hace compulsorio levantar la bandera de la sospecha; por más que lo evitemos, le tenemos cierta aprensión y cierto recelo a la discusión.

Sin embargo, el tema erótico llegó para quedarse, aunque este año y hace dos atrás "La Sonrisa Vertical" de Tusquets Editores haya declarado desierto sus certámenes de narrativa erótica. Llegó para quedarse porque desde la primera mención anatómica del clítoris para el año 1500, hasta la última novela de Paulo Coelho en donde retrata el tema intentando darle mayor validez al orgasmo que se efectúa entre los dedos, y descartando así el vaginal como utopía del compartir machista, no podemos divorciar el hecho que cada vez más autores se deciden a escribir sobre las cosas llamando “al pan, pan, y al vino, vino”. Pero aún, con todo el adelanto en el movimiento para eliminar los tabúes, a la literatura erótica le falta mucho camino por recorrer. Y es que de ella se ha dicho, y estoy absolutamente de acuerdo, que es sólo un método, una forma, sólo un modo de contar el relato, no el principio, o dogma, o fundamento del mismo, sino un estilo o inclusive hasta la narración de unos de los planos, que debe perfeccionarse como se perfeccionan otras técnicas y otros planos para abordar situaciones altamente perpetuables en prosa.
Ya lo dijo una vez Ricardo Piglia: “Un cuento siempre cuenta dos historias.” En el caso que nos concierne, una de esas historias debiera ser el subterfugio erótico.

Y digo que aún falta camino por recorrer porque ¿cuántas veces se ha encontrado usted con un cuento, novela o extracto de narrativa en donde se diga: “Y ella tuvo una erección”? Seguramente no muchas veces. De hecho, puede que la respuesta sea inclusive un enfático “Nunca antes”, ¿cierto? ¿Por qué? Si es vox populi a estas alturas de nuestro siglo que las mujeres también tenemos erecciones, y no hablo exclusivamente de las ligadas al factor metafórico o hermafrodita, y mucho menos me circunscribo al elemento de los pezones endurecidos. Hablo de las erecciones en nuestro clítoris. Sí, en ese lugarcillo excluyentemente ligado a las féminas de la especie, que sólo lleva aproximadamente 504 años de inmortalizado en el papel de la historia escrita y que es merecedor de las más escandalosas censuras por parte de algunos segmentos de nuestra sociedad a diestra y siniestra.

¿O será acaso que tememos ser etiquetados como “golfas literarias” o “escritores promiscuos,” restándole de esta manera seriedad y credibilidad a nuestras creaciones, amparándonos en las famosas palabras de Augusto Monterroso donde explica que “si a uno le gustan las novelas, escribe novelas; si le gustan los cuentos, uno escribe cuentos”, y debido a lo cual podemos dar la impresión de que si escribimos sobre erotismo es porque lo hemos probado todo, que no tenemos moral y que somos unos depravados?

A pesar de que alguien dejó por ahi eso de que "sobre gustos no hay nada escrito", habrá que pensárselo mejor, porque con esos prejuicios y ofuscaciones podríamos estar cortándole las alas a uno de los mejores quehaceres de nuestra vida en común, la escritura responsable, mezclada con uno de los mayores placeres de la vida misma, la sexualidad.

Ya bien lo dijo alguna vez Octavio Paz sobre el erotismo y la poesía (la cual puede ser sustituida en este contexto por el término “literatura”): “el primero es una metáfora de la sexualidad, la segunda una erotización del lenguaje.”

Y decía Jorge Luis Borges, quien no frecuentaba por cierto este género, con certera y precisa apreciación: “A mí me parece que no hay libros buenos, ni hay libros malos (léase aquí textos), sino bien escritos o mal escritos...

¡A escribir, entonces, y a leer y disfrutar de la buena prosa sin tapujos, que para eso ha sido creada!

Gabriela Soyna, agosto 2004.-

Texto agregado el 14-08-2004, y leído por 1217 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
24-05-2005 Encuentro toda la razón... soy una de las tantas o pocas personas de esta pagina que escribe cuentos eróticos.... muchos me dicen cosas buenas, pero algunos solo confuden con sexo triple x, morbosidad, poco etico... en fin, no es para nada constructivo y a mi no me sirve mucho para poder mejorar... me gusta mucho esta literatura oveja negra, es libertad en expresión escrita, libertad de pensamiento, sexualidad erotismo asumido, maduro reflejado de distinta manera.... muchas veces pienso que la personas que saben captar la lectura, que saben leer y se atreven a leer distintos tipo de literatura son inteligentes...Es hermoso escribir erotismo, es hermoso provocar sensaciones en el lector... ese es el cumplimiento, esa es la meta...y no significa porque me digan los cuentos cochinos estan trillados y pasados de moda, nunca, PERO NUNCA!!!...parare de escribir... ahora lo hare con mas gusto... AnnaO
12-11-2004 Me parece muy interesante la invitación a crear en relación a la sexualidad, soy una convencida que todo lo que se nombra se va sanando. Eso sí me parece importante ( porque lo he vivido en dos oportunidades) mayor madurez en los comentarios evitando, como planteas muy bien las groserías. Al tratar un tema tan íntimo el autor y autora se siente expuesto y necesita respeto. libelula
18-09-2004 Sabes que cielo, difiero en aquello de que Borges no frecuentaba el erotismo. Es sólo que probablemente su erotismo no necesite explicitarse. Entre 1919 y 1921, Borges escribe con el erotismo a flor de piel, pero un erotico Dariano, recatado y exquisito, con líneas al estilo de "me duele una mujer en todo el cuerpo". es un género muy dificil que va bastante más allá de un clítoris o un orgasmo, tu lo sabes muy bien. Buen texto.Un abrazo que abrigue hache
19-08-2004 A mi no es que no me guste la literatura erótica... Es que nunca me da tiempo a terminarla... Pedazo de enriquecedora columna. barrasus
17-08-2004 El concepto de "literatura erótica" me parece demasiado amplio; cualquier texto puede llegar a serlo en función del lector, aunque no esté catalogado en ese sentido. Si que debemos desembarazarnos de ciertos clichés y llamar a las cosas por su nombre. La literatura pornográfica es tan respetable como cualquier otra y la palabra pornografía está erroneamente identificada con lo soez y la ausencia de calidad. La literatura lleva en si misma un grado de erotización, a Dios gracias... y tu sabes encontrar ese grado. Saludos Gaby. Nomecreona
16-08-2004 Por un lado la literatura simplemente erótica tiene ese mal hábito de retratar una y otra vez lugares comunes, frases manidas y argumentos desgastados, no soportaría volver a leer algo como "con su daga ardiente me penetró y bla bla" por ese motivo cuando lees algo realmente original te causa un grato placer, aparte de ello si no estoy mal informada, el orgasmo clitoridiano y el vaginal usan las mismas fibras para ocasionar placer, aunque el vaginal sea más intenso y duradero, posiblemente la literatura vuelva a pecar de machismo cuando describe como erección clitoridiana el aumento de tamaño que experimenta el clítoris al ser estimulado y que únicamente tiene en común con una erección que es causado (este aumento) por un mayor riego sanguíneo, cosa que tb sucede en los labios y no he oído a nadie decir que sus labios se ereccionan.. por lo demás siempre me sorprende la elegancia con la que tratas cualquier tema.. un saludo rnahimla
16-08-2004 Grande es la sexualidad...y grandes, muy grandes, los que pueden escribir sobre ella con sentido. Estoy recordando en estos momentos algunos textos platónicos y mitos venerables. Gracias por poner el tema en la mesa. Pero debo callar y hacer silencio. Máximo islero
16-08-2004 Buena reflexión con mucha verdad. Todos queremos transmitir alguna sensación o algún sentimiento al que lee, para mí la literatura erótica es la que se centra en la sensación sexual sin abandonar las otras. Aquí hay muy buenos textos de literatura erótica. Todavía recuerdo con deleite una macedonia de frutas de una gran autora de esta página. Quizá sería una buena idea un foro con enlaces a los cuentos eróticos de la página... juanrojo
15-08-2004 "porque a mí me sucedió eso una vez, o vaya que bien te la chuparon en la fiesta no pueden ser nunca comentarios considerados como enriquecedores", dice la autora. Se olvidaba de la frase enriquecedora que me precede y que lo sintetiza todo, como el mejor producto de una brillante inteligencia. albertoccarles
15-08-2004 naaah, un buen polvo de vez en cuando y dejas de preocuparte por esas cosas... yihad
14-08-2004 Escribir literatura erótica es un gran reto. Muchos escritores (o aprendices) dicen que les da vergüenza y eso les limita. Eso me parece un grave error pues deberíamos ser capaces de plasmar todo en el papel. Si hay moral mejor no intentar nada. Los versos amorosos suelen ser los primeros pasos pero después hay un mundo entero por descubrir. Dejad que fluyan las palabras, se apareen, eyaculen. No dejéis un papel virginal. Buen texto GabriellY huidobro
14-08-2004 Que buen texto amiga!!, el lenguaje erótico, sensual o sexual, diferentes matices, como las diferentes sensaciones que nos puede dar nuestra sexualidad, algo maravilloso que recién ahora estamos viendo como realmente es, a escribir entonces! y darle gustito y color al erotismo femenino, y masculino porque no? arianna
14-08-2004 El siglo XX y el XXI parece olvidarse de la historia de la literatura clásica, y salen 3 o 4 inventando la pólvora. Las Mil y una Noche, el Decameron, la novela picaresca han muerto ante el alarido de vulgaridad de estos siglos. Y con todo esto las únicas erecciones que tengo son de los pelos de la testa. ¿Acaso es lo mismo erotismo, sensualidad o sexualidad? Me parece que hay matices. Es como la música: a algunos el "Tachum-Tachun" les pone a bailar como locos. Otros, en cambio necesitan armonia, colorido y acorde. Vamos la plenitud formal que conserva el esquema clásico. También considero que a Paolo Cohelo le hace falta que Islero le preste el Mudo, en algunas ocasiones. Igualdad no quiero con el sexo masculino, busco la paridad. No confundamos ser retrógrado o pseudomoralista, con estar más evolucionado en cuestión de música y el sexo también es música ¡Al pan, pan; y al vino, vino! maravillas
14-08-2004 Ah, qué magnífico texto, y qué grandes verdades, y es que me reconozco que me encantaría escribir relatos eróticos y de sólo pensarlo o ponerme me arden las mejillas y pienso en qué dirían mis respetados progenitores si llegaran -por una broma malhadada- a saber de mi equivocado rumbo...Así que no lo hago...y es triste, porque como tan magníficamente has expresado:"esos prejuicios y ofuscaciones podríamos estar cortándole las alas a uno de los mejores quehaceres de nuestra vida en común, la escritura responsable, mezclada con uno de los mayores placeres de la vida misma, la sexualidad. " y claro, después de eso, ya me callo. Magnífico texto, amiga! Loboazul
 
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