La luz se estaba yendo, y sólo contaba con algunos cigarros y mate para pasar la noche... Cansado de leer las atrocidades más catastróficas de la historia quiso escribir un cuento. Lo llamó "Negro y Blanco". Pero mientras millones de ideas pasaban por su cabeza, se detuvo a pensar en todas las historias que ya habían sido escritas, en cuántas venas quedaron abiertas en nuestro suelo, tantas historias que pese a su relevancia, para muchos quedaron en el olvido... Pero los "grandes personajes" esos héroes de bronce seguían resonando en las clases y en los textos escolares...
¿Cuánto más debían escuchar los hombres para entender que sólo ellos crearon la diferencia, la discriminación, lo aberrante de una página en blanco manchada de sangre?
Decidió entonces, por esa vez, agregar tres puntos suspensivos... Y dejar el futuro de nuestra hermandad en suspenso. Así cada uno de nosotros reflexionaría sobre aquellos hermanos que no querían ser protagonistas de una historia llena de cucharas de plata, ni de guerras santas. No se trataba de ser portada de revista, se trataba de la explotación, del maltrato, del hacinamiento, del sentimiento de superioridad, de la mano de obra forzada, de tantas cosas que nos machacaron...
No se trataba de una simple historia, se trataba de nuestro pasado, de nuestra propia sangre... Y antes de empezar a escribir se dio cuenta que la noche había pasado ya, debía dormir, aunque aún no era tarde para soñar con la libertad de su pueblo. |