El presidente de Colombia es un hombre de conveniencias. No tiene principios. No tiene moral. Su primo hermano y exvicepresidente de Colombia, Francisco Santos, lo ha descrito como un hombre egocéntrico de conciábulos y de cocteles. Está fresca la memoria cuando fue a proponerle a las FARC que orquestaran un golpe de estado contra el presidente Ernesto Samper a quien el y Pastrana tildaban de narcotraficante, pero pasado algún tiempo y siendo ministro de defensa de Älvaro Uribe Vélez a quien la DEA tenia reseñado como el numero 082 de la lista entonces ordenó un operativo para matar a Raul Reyes con quien había estado conversando en la FARC. También siendo ministro era archienemigo de Chávez y luego de una visita de Jimmy Carter se hizo amigo de Chavez y lo llamo “ mi nuevo mejor amigo”. Lo mismo sucedió con Rafael Correa con quien luego muertos de la risa se abrazaban.
El presidente Santos pertenece a una familia presidenciable y se lo ha señalado como de los judíos volados de Polonia en tiempos de la inquisición.
En la Habana, Cuba se negocia un proceso de paz con el grupo archienemigo FARC y súbitamente sale y solicita ingreso para Colombia en la OTAN. Justo cuando el grupo Bildelberg está reunido en Londres viaja de urgencia a Londres al tiempo que el exvicepresidente de Chavez hace público que la oposición venezolana negocia 18 aviones de guerra en los Estados Unidos para estacionarlos en una base norteamericana en Colombia. Simultaneamente firma un tratado de librecomercio con Israel. Podría estar pensando en abandonar la negociación con las FARC y prestarse para una invasión a Venezuela.