Mis progenitores decidieron que querían ir a ver el mar, pues nosotros vivimos en una ciudad que no tiene salida a algún océano, a ellos les alegra mucho viajar en avión para estar unos días hospedándonos en un hotel; el día anterior al viaje, antes de irme a dormir los pies se me pusieron fríos y escuché el sonido de un aeroplano que pasaba cerca de nuestro edificio, no sé qué tan cerca de nosotros estaba, pero sí que lo pude oír, me arropé sólo con las tres cobijas, y mis pies no dejaron de estar helados, no podía creer que íbamos a hacer un paseo en una aeronave a pesar de que ya habíamos viajado de esa manera en varias ocasiones. No podía creer que íbamos a transportarnos por el aire.
Después de divagar por varios minutos, volteándome de un lado para otro, enrabiándome porque sólo existen tres posiciones para quedarse dormido (a la izquierda, a la derecha y boca arriba), finalmente pude conciliar el sueño de manera milagrosa. Al siguiente día, mis ascendientes me levantaron muy temprano para que nos fuéramos, con mucha pereza me levanté e hice todo lo que hacemos diariamente para alistarnos, y enfrentar nuestros combates diarios; cuando estuvimos todos listos, incluyendo a mi hermano mayor, salimos con una sola maleta tamaño extra grande, y nos paramos en frente de la puerta de nuestra residencia a esperar un taxi que nos llevara hasta el aeropuerto.
No me fijé en el tiempo que se demoró en pasar el vehículo, pues no fue demasiado y no acostumbro a contar todos los tiempos que estoy esperando, al llegar allí una de las personas que revisa las pertenencias de los viajeros, notó que yo estaba pasando saliva de manera extraña, se quedó mirándome, sin embargo no dijo nada, llegamos a la sala de espera final y nos sentamos, un hombre estaba al frente de mí, intenté no mirarlo en ningún momento, pues me parece una falta de respeto, el problema es que yo me quedo mirando un punto fijo en medio de la nada y me parece que la gente puede considerar que estoy loco por eso, de cualquier manera me siento menos trastornado mirando una silla y no quedarme viendo los ojos de un desconocido.
Una señorita anuncia por el alta voz que nuestro vuelo está listo para ser abordado, en ese instante los ojos se me aguan por la angustia que estoy sintiendo, una niña de unos 10 años se da cuenta y se queda mirándome fijamente, la miro por un momento y la evado para no generar mayor alboroto.
Del viaje, sólo me preocupé cuando despegamos y aterrizamos, estuve entretenido jugando Sudoku y por eso no me angustié mucho pensando en que se iba a caer el avión, cuando llegamos cogimos otro taxi y llegamos al hotel, me impresionó ver a una mujeres vendiendo artesanías a la entrada de él, empero, como casi siempre hacemos los seres humanos, fui indiferente y entré al lugar, era la hora del almuerzo, por eso nos dirigimos al restaurante, y ahí sucedió algo totalmente aterrador, también estaba almorzando un hombre que yo conocí que había sido atracador y asesino; le gustaba atracar a la gente en las calles y si no se dejaban los acuchillaba; éste individuo, me vio, se levantó, cogió dos cuchillos grandes, uno en cada mano, hizo un juego con ellos como si fuera un ninja, y yo me quedé estupefacto mirándolo; lo sorprendente fue que mis procreadores y mi hermano me dijeron – vaya, mátelo o que él lo mate a usted, con eso salimos de ese problema -.
Tomé dos cuchillos como él y fui muy sigiloso como una serpiente, por cuestiones del destino lo logré apuñalar, fue una cuchillada extraña y profunda, casi que vertical, de varios centímetros, en el vientre hacia el esternón. Los padres y el hermano de él estaban allí, no dijeron nada, sabían que tarde o temprano le iba a pasar algo así. Medicina legal llegó y se llevó al occiso, me consideraron inocente, y seguimos disfrutando de las vacaciones. Regresamos a nuestro hogar, y todo parecía muy tranquilo, hasta que recibí una llamada de un número desconocido, contesté y era un muchacho que me saludó con groserías, me manifestó – mi compañero era bueno, él estaba dejando las malas mañas, se graduó de la universidad como usted, estaba llevando hojas de vida porque quería trabajar y dejar atrás su pasado turbio, pero usted lo castigó con una puñalada de 13 pulgadas, tranquilo que ya le va a llegar su juicio – Me colgó. Al sur de la ciudad, éste joven había rastreado la llamada, ya sabía dónde vivía yo e iba a venir a cobrar venganza por su amigo delincuente.
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